El letargo del túnel del metrotrén

El túnel del metrotrén se abre paso desde hace seis años por las entrañas de Gijón. Su uso compartido por trenes de cercanías de Renfe y Feve, con frecuencias de metro, aún está muy lejano en el tiempo. Los más optimistas hablan de un horizonte no inferior a cinco o seis años. Esa larga espera obligará a una no menos larga labor de mantenimiento, para que la costosa infraestructura 106 millones de euros no sufra daños para cuando llegue el momento de equiparla con vías, andenes y catenarias.

Desde hace un año, de esas inspecciones a lo largo de los 3,9 kilómetros de trazado se ocupa la consultora Ofiteco. El personal de esta empresa baja a la galería subterránea cada quince días por uno de los tres accesos que hay (zona de extracción de la tuneladora, calle del Pintor Antonio Suárez y pozo del campus). Los recorridos por el interior del túnel, salvo para alguna comprobación adicional, se hacen por parejas y suelen durar una mañana entera. La herramienta de trabajo es un polímetro o un portátil.

Una vez dentro, se comprueba el funcionamiento de los equipos de bombeo y de la iluminación (hay un foco cada 15 metros). De hecho, las únicas incidencias detectadas tras un año completo de inspecciones visuales han sido una bomba de achique estropeada y algunas luminarias fundidas. La mayor amenaza son las filtraciones de agua, aunque Fomento no cree preciso tomar medidas especiales con las fluctuaciones observadas. Según el ministerio, los problemas son «los propios del mantenimiento de una instalación eléctrica, habiéndose procedido ya a la reparación o sustitución de los elementos dañados». Eso sí, según destaca el Ejecutivo central, «no se ha detectado ningún problema en la obra civil del túnel» ni en los edificios adyacentes.

El contrato de Fomento con Ofiteco para estas tareas es por tres años y un importe de 751.270 euros. La idea del gabinete de José Blanco es prorrogar el vigente contrato o realizar uno nuevo si es necesario.