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Expertos datan el esqueleto encontrado en la cueva de Ubiña entre 1.800 y 1.900 A.C
ASTURIAS

Expertos datan el esqueleto encontrado en la cueva de Ubiña entre 1.800 y 1.900 A.C

Los restos pertenecen a un joven de entre 16 y 18 años que vivió en la transición entre el Neolítico y la Edad del Bronce

EUROPA PRESS

Viernes, 10 de enero 2014, 19:23

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Los restos humanos encontrados en una sima de la Paré de Los Cinchos, en el macizo de Ubiña, en el concejo de Quirós, corresponderían a un individuo varón que tenía entre 16 y 18 años, y que vivió entre el 1.900 y el 1.800 antes de Cristo, en la transición entre el neolítico y la Edad del Bronce.

Así lo han explicado este viernes los responsables del estudio de este hallazgo, en una rueda de prensa encabezada por el director general de Patrimonio, Adolfo Rodríguez Asensio. Ha estado acompañado por los arqueólogos Gabino Busto y César García de Castro, que entraron en la cueva para extraer los restos, así como por Belén López Martínez, antropóloga de la Universidad de Oviedo, responsable de los estudios que se están realizando sobre los huesos. También han estado presentes Juan José Congregado López (guarda del parque), y los espeleólogos Francisco del Busto, Evaristo Prieto y Jesús Manteca, que hicieron posible el acceso a la cueva y la extracción de los restos.

Según ha explicado Asensio, y posteriormente reafirmado Belén López, los análisis del carbono 14 no dejan lugar a dudas. El esqueleto no corresponde a un individuo moderno. Los resultados han ofrecido tres horquillas de fechas, todas ellas situadas entre el 1900 y el 1800 antes de Cristo.

ENIGMAS DEL DESCUBRIMIENTO

Este dato arroja un sentido "enigmático" al hallazgo, según ha explicado Gabino Busto, puesto que se desconoce por completo las razones por las que este individuo llegó a parar a este lugar. Se trata de una hornacina de entre 80 y 120 centímetros de ancho, que está situada a 130 metros de la entrada de la cueva y a 55 metros de profundidad. En su interior la oscuridad es absoluta y la temperatura es de entre 3 y 5 grados, aspecto que ha facilitado la conservación de los restos.

La cueva en sí se encuentra en una de las paredes del pico de El Fontán, es de muy difícil acceso y ni siquiera cuenta con topónimo. La Cueva del Gatu Vetu la han bautizado los espeleólogos porque en ella ya habían aparecido en 2012 pasado los restos óseos de un lince. Sin embargo, según ha explicado Belén López, la posición en la que fueron encontrados los huesos indica que el individuo estaba sentado cuando murió.

Por el momento solo se han encontrados restos óseos. Ni rastro de ropa, armas, herramientas, ni tampoco ningún utensilio con el que se pudiese haber ayudado para llegar hasta allí. Los análisis no han detectado lesiones importantes, salvo una pequeña fractura sobre el ojo derecho. Han descartado problemas de malnutrición y han confirmado que conserva todas sus piezas dentales.

Las hipótesis que han formulado los ponentes han ido orientadas a la caza. La boca de la cueva está ubicada en una buena posición, desde la que se domina todo el circo glaciar el macizo de Ubiña. Pudiera ser que estuviese cazando en la zona, se adentrase en la cueva y se perdiese. El acceso hasta este lugar quizá fuese mucho más fácil que actualmente por el efecto de la glaciación de la época, que permitía alcanzarlo caminando por una pista de nieve.

Asensio se ha referido al descubrimiento como un "hallazgo paleontológico muy importante". Ha recordado no obstante que la cueva no acaba en el punto donde han aparecido los huesos, sino que sigue una sima de unos 30 metros en la que podrían encontrarse nuevos materiales. Sería en una nueva prospección "que no hay que descartar" ha concluido.

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