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Gijón

Condenado a 15 años por abusar de una menor durante una década

El Supremo ratifica la sentencia de la Audiencia Provincial y considera que el acusado provocó en la niña un trastorno neurótico y depresión

OLAYA SUÁREZ

Miércoles, 16 de abril 2014, 05:49

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La sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 15 años de prisión para un vecino de Gijón acusado de agredir sexualmente a una menor de edad durante un periodo aproximado de diez años. La sentencia es firme al haberse rechazado el recurso de casación interpuesto por el procesado a la resolución judicial de la Sección Octava de la Audiencia Provincial, tras el juicio celebrado el pasado año. El procesado, J. R. M. A., de 56 años, deberá indemnizar a la víctima con 60.000 euros y tiene prohibido acercarse a ella y a su familia a menos de un kilómetro de distancia.

La primera agresión sexual, según se recoge en la sentencia de la Audiencia, se produjo el 17 de junio de 2000, cuando la víctima tenía seis años ahora tiene 20. Ese día, la afectada «se encontraba jugando en las inmediaciones de su domicilio cuando se acercó el procesado quien, con la promesa de comprarle caramelos, consiguió que le acompañase a un portal próximo, donde la introdujo conduciéndola hasta el último piso». Allí «la hizo objeto de tocamientos en las zonas íntimas, tras lo cual, la abandonó en la calle y la encontró la Policía Local, a la media hora de que la madre denunciase su desaparición, con unos caramelos en la mano, sin que la menor les hubiese dado a conocer nada de lo ocurrido».

A raíz de ese episodio, el acusado comenzó a acudir al bar de la calle Panamá que frecuentaban los padres de la menor, llegando a entablar una cierta amistad con ellos. «Continuó abordando a la niña cuando estaba jugando en la calle, llevándosela a portales próximos o a su vehículo, lugares en los que le hacía objeto, tras desnudarla, de tocamientos en las zonas erógenas, masturbándose en su presencia e incluso obligándola a hacerle felaciones, dándole a cambio pequeñas cantidades de dinero y advirtiéndole que era un secreto entre los dos», explica la sentencia.

Con el paso del tiempo, J. R. M. A., camionero de profesión, le facilitó dos teléfonos móviles a través de los cuales concertaba las citas con ella, «a las que acudía diciéndoles a sus padres que iba a comprar chucherías o a sacar el perro». El acusado «controlaba en todo momento sus movimientos, llegando a realizar en un día 156 llamadas y 20 mensajes». Además, realizaba «visitas clandestinas al patio del colegio e incluso llegó a visitarla en el hospital durante un ingreso».

«Profundamente infeliz»

Como consecuencia de esta situación, tal y como se recoge en la sentencia, la afectada «fue una niña profundamente infeliz en su infancia, desarrollando un trastorno del tipo neurótico, con crisis de pánico, angustia, depresión y numerosas somatizaciones, por lo que necesitó reiteradas asistencias médicas, con diversos ingresos psiquiátricos hospitalarios por intentos de autolisis».

«En ningún momento se atrevió a poner en conocimiento de los profesionales que la atendían lo que le estaba ocurriendo, e incluso utilizaba todos los medios a su alcance, incluso la autolesión, para impedir el regreso a su domicilio, tratando de evitar que se produjesen las altas hospitalarias», añaden.

El 22 de marzo de 2009, denunció haber sufrido un ataque sexual en el centro ecuestre Asturcón por parte de un desconocido, y ante el temor de que todo «el calvario» volviese a empezar, confesó a su madre que había sido objeto de abusos sexuales de J.R. M. A. desde el año 2000.

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