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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Javier García trabaja en los almacenes Harrods de Londres.
«No hay psicosis, no hay que dramatizar»

«No hay psicosis, no hay que dramatizar»

«Aquí hay oportunidades para todos, solo hay que venir y aprovecharlas», afirma este gijonés desde la capital británica

M. F. ANTUÑA

Jueves, 14 de junio 2018, 16:39

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Gijonés de 1987, del barrio de Laviada para más señas, Javier García vive en Londres, una ciudad abierta, hospitalaria y multicultural en la que está feliz. Y en la que no siente miedo pese a los recientes atentados. «No hay psicosis, no hay que dramatizar ni exagerar», apunta desde la capital británica este periodista de formación -estudió en Salamanca- que cuando terminó la carrera optó por buscarse la vida fuera de España. «Llegué a Londres en verano de 2013 y durante un mes viví en una casa con diez personas más. Fue una situación diferente a la que la gente se suele encontrar en sus vidas. Es importante tener una mentalidad abierta y estar preparado para intentar comprender y respetar a los demás», apunta. Ya entonces se dio cuenta de que Londres es una ciudad muy especial en la que merece la pena vivir. «Hay mucha gente, de muchos sitios diferentes y todos se respetan y comparten el día a día sin mayor problema. Siempre hay excepciones, pero eso no es exclusividad de Londres, la mala gente no tiene nacionalidad ni lugar de residencia», reflexiona.

Su experiencia londinense ha ido cambiado con el tiempo. Porque todo lleva un proceso de adaptación. «Al principio todo parece muy grande e inabarcable, pero poco a poco es fácil hacerse a la ciudad, el sistema de metro y autobús es bastante bueno para la cantidad de pasajeros que soporta», explica. Y en esas estuvo hace ahora cuatro años, cuando llegó su primer trabajo, poco más de un mes después de llegar. También entonces conoció a la pareja -un chico de Marbella y una chica de Nueva Zelanda- con la que aún hoy comparte vivienda. «Me fui a vivir a una casa con ellos dos y otro amigo y allí estuvimos casi dos años. Tenía la sensación de llegar después de trabajar y de sentirme en mi casa, algo que para mucha gente resulta difícil aquí. Tras dos años nos mudamos a la casa en la que vivimos desde hace más de un año, con otras tres personas diferentes y esa sensación sigue siendo la misma». Se confiesa sociable y la convivencia le resulta sencilla. Y avisa a navegantes: «Si alguien quiere venir a Londres, tiene que estar preparado para eso».

En el plano laboral, pasó tres años trabajando en Asics, primero en una tienda en Oxford Circus como vendedor y después en otra en Oxford Street como supervisor. «Trabajaba 8 horas al día, 5 días a la semana, con media hora de descanso para comer», relata. Explica que en Londres las tiendas solo cierran dos días al año: Navidad y Domingo de Pascua.

«Las condiciones no son malas, mucha gente me dice que tengo que estar contento y en el fondo lo estoy, pero me decepciona que los políticos hayan conseguido que la gente se alegre y esté contenta con una serie de cosas que deberían de ser derechos fundamentales de los trabajadores, cosas normales que en España se están perdiendo».

Subraya que nunca ha tenido problemas en el trabajo, que hay preocupación por el empleado, que el sueldo sin ser maravilloso era suficiente para llevar una buena vida, salir de cena, ir de fiesta, al fútbol, al teatro e incluso viajar.

Pero, tras tres años, decidió que era momento de cambiar, hizo una entrevista en Harrods y allí está. «Soy el embajador de Asics en Harrods y es lo mejor que he podido hacer. Por el momento estoy muy contento en un sitio en el que hay verdaderas opciones de futuro». Las condiciones de trabajo son buenas, el salario, también y hay perspectivas de mejorar. «Aquí hay oportunidades para todos, solo hay que venir y aprovecharlas».

Así las cosas, no se plantea volver a España. «Por mucho que digan que las cosas mejoran, solo intentan engañarnos una vez más. Las condiciones laborales y los sueldos que se pagan no están a la altura, ni de lejos, de las condiciones que hay aquí».

Claro que hay añoranzas que ni Harrods, ni la Torre de Londres pueden evitar. «Hay cosas que se echan de menos, a Ro, a Keko y a todos los amigos». Y, por supuesto, la comida: «Pero procuro ir cada dos meses con la maleta vacía y traerla de vuelta llena de provisiones».

Dice que los españoles están bien considerados en todos los ámbitos y no teme al 'Brexit'. «No creo que vaya a ser el fin del mundo».

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