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Agustín Hevia Ballina, en el sótano del Archivo Histórico Diocesano, entre los armarios mecanizados que custodian los libros. MARIO ROJAS
14.500 descendientes de asturianos en América buscan sus orígenes en el Principado

14.500 descendientes de asturianos en América buscan sus orígenes en el Principado

El Archivo Histórico Diocesano procesa 3.000 solicitudes anuales, en su mayoría de cubanos que buscan obtener la doble nacionalidad

EUGENIA GARCÍA

OVIEDO.

Domingo, 13 de mayo 2018, 15:05

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En los últimos cinco años, Agustín Hevia Ballina ha recibido 14.471 peticiones de ciudadanos nacidos en América que buscan a sus antepasados asturianos. Reclaman la partida de bautismo del abuelo para obtener la doble nacionalidad y «optar a la pensión que concede el reino de España a sus súbditos». Las solicitudes, unas cincuenta semanales, llegan por carta, teléfono, correo electrónico y hasta por Facebook. Y el director del Archivo Histórico Diocesano procura responder a cada una de ellas, sabedor de que tener un abuelo o bisabuelo de alguna de las 950 parroquias asturianas puede cambiar la vida de quien le escribe.

La gran mayoría de las misivas -«alrededor del 90%», estima el encargado del archivo- proceden de Cuba, donde según los datos del último Padrón de Residentes en el Exterior (PERE) solo quedan 191 naturales de Asturias. El resto, 14.748 personas, nacieron en la isla. Muchos de ellos se habrán ya puesto en contacto con el edificio de la plaza Corrada del Obispo. Otros, seguramente, lo harán. «Las ayudas que ofrece el Estado son de entre cinco y siete mil pesos, unos doscientos euros. Para Cuba, una cantidad extraordinaria».

Cuando llega una carta de este tipo, él y los catorce voluntarios que ayudan en la categorización del archivo la estudian y comienzan una intensa labor de investigación en los fondos concentrados de parroquias. Éstos constituyen una peculiaridad entre los archivos canónicos: «Normalmente se fundan con los fondos del archivo diocesano, pero cuando el palacio fue quemado en 1934, éste desapareció». Así que allá por 1979, cuando se creó este equipamiento, Hevia Ballina comenzó a solicitar los libros de bautismos, casados y difuntos de las diferentes parroquias.

Estos alrededor de 6.500 volúmenes son lo que denomina fondos parroquiales concentrados y suponen un patrimonio demográfico de gran valor. «Hay que recordar que el Registro Civil no nace hasta el año 1872, mientras que los libros de la iglesia fueron de obligada creación a partir del Concilio de Trento en 1562». Habitualmente se conservan en las propias iglesias, pero dada la escasez documental derivada de la guerra, Agustín Hevia Ballina decidió hacer acopio de los libros parroquia por parroquia. El primero que consiguió, rememora, fue el de San Agustín de Moreda. Después vino el arciprestazgo de Aller y así hasta las más de seiscientas parroquias que ya tienen catalogadas. «El más antiguo que conservamos es el de San Martín de Moreda (Aller), que comienza en el año 1596». Rastreando estos libros, algunos antiquísimos, repletos de latinismos, abreviaturas, y escritos con caligrafías indescifrables -salvo para el ojo entrenado de Hevia Ballina-, encuentran la partida de nacimiento o bautismo que puede cambiar una vida al otro lado del Atlántico.

A quienes se ponen en contacto con el archivo les piden cinco datos: Nombre y apellidos, nombre del padre y de la madre, parroquia de bautismo o lugar de nacimiento, fecha aproximada y dirección postal. Cuantos más datos den, más sencilla la labor de búsqueda, que puede durar desde una sola tarde hasta meses «si solo saben que su abuelo era asturiano, pero desconocen la parroquia». Aquí queda patente la «gran labor» que realizan los voluntarios. Catorce personas que «remueven Roma con Santiago» y muchas veces, «solo con un apellido, consiguen acotar la zona» donde nació el abuelo o tatarabuelo y enviar la partida de bautismo de su familiar, uno de los documentos, junto con la partida de nacimiento, que necesitan para acreditar la asturianía de su antepasado.

«Lo triste», reconoce Hevia Ballina, es que «no siempre son documentos recuperables». «Recibimos muchas cartas de agradecimiento, pero no lo hacemos por eso sino por cumplir un deber social. Solo tenemos un criterio: dar preferencia los cubanos».

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