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Gerardo Fernández con una transparencia a sus espaldas sobre el cerebro y sus complejidades en el curso de verano.
Cómo adaptar la educación a las ocho inteligencias

Cómo adaptar la educación a las ocho inteligencias

«El sistema educativo tradicional ha fracasado y sería conveniente transformar algunos métodos pedagógicos», dice Gerardo Fernández

EVA MONTES

Martes, 15 de julio 2014, 00:34

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Es la voz de Howard Gard- ner 30 años después de que el psicólogo de Harvard hiciera pública su teoría de las inteligencias múltiples y tres desde que recibiera el Premio Príncipe de Asturias por revolucionar con su trabajo el mundo de la educación. Pero, como «en Asturias hay todavía muy poca tradición» en la adaptación del sistema escolar a las ocho inteligencias que dice Gardner que tenemos, Gerardo Fernández, inspector de Educación y tutor de la UNED, decidió acometer, como codirector, la puesta en marcha de un curso de verano que bajo el nombre de 'El desarrollo de las inteligencias múltiples en diferentes etapas educativas y en el ámbito familiar', ha despertado tanto interés, que la UNED ha tenido que cerrar la matrícula una vez alcanzado el centenar de alumnos.

«Nos parecía un tema muy interesante en este momento, porque la importancia, precisamente, de la teoría de las inteligencias múltiples es la trascendencia que tiene en el ámbito pedagógico, y hay un sector significativo del profesorado que quiere innovar, cambiar su manera de enfocar la enseñanza. No se puede seguir enseñando igual que antes», mantiene Gerardo Fernández, en un intento de justificar la acogida del curso de verano que se desarrolla en Gijón.

Según la teoría de Howard Gardner, los humanos no tenemos una sola inteligencia, la conocida como inteligencia general, la que se mide con determinados test y en función de unos parámetros concretos, la que siempre se evaluó con un solo coeficiente, sin más. «Cuando publicó su teoría, en 1983, vino a demostrar que eso no es así, que tenemos varias inteligencias, en concreto ocho, y que con cada una de ellas podemos adquirir los aprendizajes», expuso el inspector antes de enumerar las ocho formas de intelecto: la lingüística, relacionada con el lenguaje; la lógica matemática, con la aritmética y los juegos de estrategia; la musical, con la música; la cinestésico-corporal, con el movimiento, el deporte; la visual espacial, con la creatividad, el arte; la interpersonal, con las relaciones sociales; la intrapersonal con las relaciones con uno mismo, y la naturalista, con la naturaleza.

Las inteligencias tradicionales

Gerardo Fernández, buen conocedor del sistema educativo asturiano, señala que éste siempre centró su desarrollo en las dos primeras, «cuando todos sabemos que hay personas que tienen una inteligencia práctica y emocional muy importante que les hace triunfar en la vida». Y como ejemplo recurrió al tenista Rafael Nadal, referente de la inteligencia cinestésico-corporal, ámbito en el que se encuentran los grandes deportistas. «Puede haber muchas personas que tienen tipos de inteligencia que no fueron valoradas en el sistema escolar y que, sin embargo, a través del movimiento son capaces de comprender las cosas mucho mejor y de realizar ciertas acciones que para otras personas resultan mucho más difíciles».

Dalí o Picasso tuvieron una «inteligencia espacial tremenda, como también la tienen los arquitectos, que son capaces de ver las figuras en tres dimensiones con una capacidad creativa muy alta», relata el codirector del curso, quien alude al escaso conocimiento que tenemos todavía del cerebro humano. «Es una caja negra bastante desconocida. De hecho hay proyectos en Estados Unidos y en Europa para los próximos 10 años, en los que se van a destinar 4.000 millones, 3.000 de dólares y 1.000 de euros, con el objetivo de dibujar el mapa del cerebro, analizar su estructura y averiguar cómo funciona realmente», afirma, con la esperanza de que descubra «dónde están ubicadas cada una de las inteligencias que tenemos».

Pero lo que ya se impone es «la innovación pedagógica, la adaptación del sistema escolar a estas inteligencias en bien del alumno. «El estudiante tiene que ser una persona activa, que sea capaz de aprender por sí mismo, y en eso juega un papel muy importante el profesorado, como mediadores en ese aprendizaje. El sistema escolar tradicional ha fracasado. Fue un modelo que sirvió en el siglo pasado, con una sociedad industrial, pero que con las nuevas tecnologías hay que ir hacia otras metodologías de enseñanza en las que el propio alumno tenga en cuenta sus necesidades y sus intereses». Y sobre todo lo que quiere romper la teoría de las inteligencias múltiples es con la memorización. «Lo que quiero es trasladar la teoría de Gardner al ámbito educativo para el bien de los alumnos».

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