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María Ángeles Gil Álvarez, ayer, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo.
«La Estadística jamás miente»

«La Estadística jamás miente»

«La única vez que los sondeos electorales lo clavaron fue cuando ganaron los socialistas en el 82. Y fue porque los hicieron estadísticos»

AZAHARA VILLACORTA

Jueves, 14 de junio 2018, 11:06

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Detesta corregir exámenes, pero le apasionan la docencia y la investigación, a las que se ha dedicado en cuerpo y alma desde que desembarcó en la Universidad de Oviedo en 1976. Por eso, María Ángeles Gil (Valladolid, 1953) recibirá el mes próximo la Medalla de Plata del Principado. Y, para esta mujer puntera en el ámbito del desarrollo matemático, es «un honor maravilloso, porque es de Asturias, y una sorpresa preciosa que no esperaba ni remotamente, porque hay mucha gente en la Universidad con muchos méritos. No es modestia ni falsa ni verdadera. Es realismo», dice la catedrática del Departamento de Estadística e Investigación Operativa y Didáctica de la Matemática, que, más que un galardón personal, lo considera «un premio a todo un equipo, a una forma de hacer las cosas». Compuesto por catorce personas, su grupo de investigación, uno de los más jóvenes de la institución académica asturiana, consigue brillantes resultados en los rankings internacionales.

-¿Por qué tienen tan mala prensa las 'mates'?

-Es verdad que tienen mala fama y que nos llegan a decir algunos alumnos: «Si fueras profesora de otra materia, serías mucho más popular». Creo que es porque, por un lado, el tipo de razonamiento matemático a veces tiene ciertas dificultades para llegar a entenderlo. Y, luego, al que le gustan le gustan mucho y al que no le gustan...

-¿Nos las enseñan mal ya desde el colegio?

-Eso es una teoría, pero nunca la he contrastado. Yo tuve la gran suerte de que me enseñaron buenas Matemáticas en una escuela pública y, después, en un colegio que, hoy en día, sería concertado.

-Aproveche para hacer publicidad.

-Hay una prevención de la gente contra las Matemáticas, pero son utilísimas. A veces, se ven como muy estrictas, demasiado rígidas. La Estadística es un poco diferente porque necesita muy poca rigidez, porque estás trabajando en un ambiente de incertidumbre. Pero la Ciencia no habría avanzado como ha avanzado sin las Matemáticas. Y, desde luego, tampoco sin la Estadística, que esconde todo un mundo, porque en las situaciones de la vida real hay mucha incertidumbre. Además, nosotros trabajamos con datos difusos. Y eso es lo más flexible. Ahora, cuando se habla de 'Big Data', se habla de una variedad tan grande de datos que una disciplina imprescindible para tratarlos es la Estadística, porque sabe cómo reducirlos y clasificarlos. Es decir: analizarlos e interpretarlos.

-Y eso que dicen por ahí que la Estadística siempre miente.

-Aunque digan que la Estadística miente, todas las Ciencias confían en ella. Porque jamás miente. Lo que miente puede ser o la recogida de datos, que se tomen con algún sesgo, o su interpretación. A veces, por ignorancia y, a veces, por intereses espurios. Pero, si se trata de un estudio científico, económico o médico, normalmente, nunca vas a querer engañar. No te interesa. Luego no es la Estadística la que miente.

-Esos mismos intereses que influyen en los sondeos electorales.

-La única vez que lo clavaron fue la primera vez que ganaron los socialistas, en el 82, cuando salió Alfonso Guerra a presentar los resultados. ¿Por qué? Porque los hicieron estadísticos. Sin querer enfadar a nadie, es a los estadísticos a quienes nos corresponde su diseño, aunque, luego, la interpretación de los datos la hagan otros profesionales como psicólogos, sociólogos, médicos, economistas.

«No somos obsesivos»

-¿Su vida son las Matemáticas?

-No. Son una parte importante, pero hay muchas más cosas que son mi vida. Mi vida es mi familia, mi vida es andar por el monte, mi vida es la música, aunque nunca me haya dedicado a ella. Todo eso me llena de felicidad. También me gusta mucho la docencia. Y, sin duda, la investigación.

-Se lo pregunto porque los matemáticos tienen fama de obsesivos.

-Sí. Y de que somos cabezas cuadradas, muy poco flexibles. Pero, estadísticamente, los matemáticos no somos obsesivos. Hay casos, pero como también habrá psicólogos o químicos obsesivos. Pero sí tengo una teoría, que es que los matemáticos tendemos a ser poco ambiciosos. Quizá porque muchos no nos quieren, porque nos ven raros.

-¿No es, por tanto, de las que se sorprenden a sí mismas haciendo estadísticas en el día a día?

-Sí. No puedes evitarlo. En cosinas cotidianas. Yo hay veces que me digo: «¡Uy! ¡Me acabo de comportar como un estadístico bayesiano!». Porque los estadísticos bayesianos utilizan toda la información previa que tienen y la ponen en forma de probabilidades. Los médicos o los psicólogos, en el fondo, actúan muchas veces como estadísticos bayesianos, sean conscientes o no. Porque, además de la información que tienen del paciente, utilizan toda la información de historiales previos.

«Ni mejores ni peores»

-La iraní Maryam Mirzakhani acaba de recibir la medalla Fields, el Nobel de las Matemáticas. ¿Usted ha tenido trabas extra por ser mujer?

-Nunca. Jamás. Ni el más mínimo problema. No creo que ser mujer me haya favorecido, pero tampoco perjudicado. Y tampoco somos menos mujeres. Al menos, en nuestro departamento. Allí, somos cuatro catedráticos: dos mujeres y dos hombres. Y, si analizas el grupo de investigación que coordino, hay una discriminación positiva: somos muchas más mujeres.

-La idea generalizada es que las mujeres son peores para los números que los hombres.

-No creo que seamos ni mejores ni peores. Somos las personas las que somos mejores y peores. A lo mejor, a algunas mujeres, lo que no nos gusta es determinado tipo de puestos. Personalmente, yo no querría ser directora del departamento, decana o vicerrectora... Ni remotamente.

-¿Cómo les afecta la falta de fondos a la hora de investigar?

-Se ha notado mucho. Y, además, a nosotros no se nos considera un área necesitada de recursos, como pueden necesitar quienes requieren ineludiblemente compuestos de laboratorio o elementos experimentales. Nuestro mayor coste, muchas veces, son los intercambios científicos. Asistir a congresos o que la gente joven vaya de estancias predoctorales. El ministerio ha recortado mucho las ayudas de estancias breves para las becas FPU, que antes se concedían casi automáticamente. Ahora, se conceden prácticamente una de cada tres solicitudes.

-¿Y el Principado?

-El Principado recortó durante un tiempo, pero ahora mismo están muy bien. Hay gente que prefiere las becas del Principado como becas predoctorales porque tienen muy bien cubiertas las estancias breves.

-¿Le preocupa la fuga de cerebros?

-Tengo dos sobrinos que estudiaron Matemáticas y los dos están fuera, pero están muy contentos, querían irse. Volverán cuando quieran venir. Eso es enriquecimiento. Lo triste no es que alguien se vaya, sino que no pueda volver. Yo intento que la gente que está haciendo la tesis con nosotros tenga estancias predoctorales y postdoctorales en el extranjero, porque es lo mejor que pueden tener y es la forma de ayudar a incorporar líneas nuevas.

-¿Ayudarán las Matemáticas a salir de esta crisis?

-Ayudarán, pero especialmente lo harán combinadas con otras muchas Ciencias. Somos una herramienta utilísima, pero tampoco podemos creernos el ombligo del mundo.

-¿Llegará la fórmula para explicar el Universo o la existencia de Dios?

-Yo tenía un compañero de carrera brillante que decía que la Estadística es la formalización de la ignorancia. Nosotros, como humanos, ignoramos. Si fuéramos Dios, seguramente, en nuestra cabeza, no habría ninguna duda, no existiría el azar y la Estadística no sería necesaria.

-¿Tienen salidas sus estudiantes?

-Sin duda alguna. Muchas.

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