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«La presión asistencial echa humo»

«La presión asistencial echa humo»

El gerente del HUCA dice que la situación «es controlable» pese a que hay mil ingresados

Laura Fonseca

Jueves, 22 de enero 2015, 00:16

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«La presión asistencial echa humo, pero es un humo controlable». Así definió el gerente del Área Sanitaria IV y máximo responsable del HUCA, el panorama que se vive en el nuevo hospital, al borde ya de su capacidad de ingresos. Por vez primera desde que el complejo sanitario de Oviedo empezara a sufrir saturación en sus plantas, la dirección del hospital se dignó a dar datos concretos sobre el nivel de ocupación alcanzado. A las 11.30 horas de ayer había ingresados en La Cadellada «en torno a mil pacientes», lo que viene a confirmar el alto de grado de ingresos del nuevo HUCA, donde el tope de camas en hospitalización está en las 939, según cifras aportadas en su día por el propio hospital.

Manuel Matallanas reconocía que ayer al mediodía, antes de que se dieran las altas médicas, apenas había entre 15 y 20 camas libres. Para colmo, la unidad de geriatría del Hospital Monte Naranco abierta el pasado día 15, y que actúa como balón de oxígeno para el ingreso de pacientes de geriatría que son derivados desde La Cadellada, estaba prácticamente al cien por cien. Con todo, el gerente insistió que pese a que la situación de presión «es alta» debido a la gripe, es también «controlable. Aquí no se ven imágenes de camillas por los pasillos como sí hemos visto de otros centros hospitalarios», razonó. Matallanas realizó estas declaraciones durante la rueda de prensa convocada por el hospital para hacer balance del primer año de Radioterapia Oncológica, servicio con el que quedó inaugurado, el 21 de enero de 2014, el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias. La comparecencia contó con la presencia de la cúpula hospitalaria en pleno. Estuvo desde su director médico, Miguel Rodríguez, hasta el responsable de Atención Sanitaria y Salud Pública del Área IV, José Fernández Díaz. También el jefe de servicio de Radioterapia, Luis Olay, y el director de Radiofísica, José Fernández García, además de la que fue la primera paciente del nuevo HUCA, la ovetense Mónica Sevares.

Matallanas insistió en que los problemas de saturación que se viven debido a la gripe no son consecuencia de que el HUCA sea pequeño, como apuntan sindicatos y trabajadores. El viejo hospital disponía de una mayor capacidad de alojamiento en sus plantas, pudiendo cubrir sin dificultad de espacio, la horquilla que va de los 1.100 a los 1.200 enfermos hospitalizados. Incluso, los 1.300. Sin embargo, las camas disponibles no siempre se usaban. Según el gerente, desde septiembre de 2013 «ya funcionábamos con el nivel de camas que iba a haber en La Cadellada». Matallanas admitió que el actual HUCA «no es tan elástico» pero quiso zanjar la polémica sobre su tamaño: «No me parece que el diseño del HUCA sea pequeño». E invitó a los más críticos a «superar el debate del número de camas».

Goteras de 50 centímetros

El gerente del Área IV también se refirió a las goteras que reaparecieron estos días en la zona del atrio, así como a las filtraciones que el 2 de agosto de 2014 acabaron por anegar esa área del HUCA que representa el corazón del hospital. Sanidad abrió entonces una investigación para determinar las causas y la supuesta responsabilidad de la UTE constructora. Matallanas sorprendió con sus explicaciones, al dejar entrever que la inundación pudo haber sido provocada. «Hubo cosas irregulares, como váteres atascados con papel higiénico o grifos que se dejaron abiertos». El máximo responsable del HUCA rehusó señalar culpables: «No apunto ni culpo a nadie, solo constato los hechos. Por este hospital pasa muchísima gente».

EL COMERCIO ha podido saber que la Consejería de Sanidad dispone de un informe que concluye que esas fugas fueron intencionadas aunque ha evitado darlo a conocer para no generar más tensión en el hospital. En cuanto a las últimas goteras denunciadas por los sindicatos Sicepa y Simpa, Matallanas respondió con cierta sorna: «50 centímetros cúbicos en un caldero no me parecen una inundación». Finalmente, recordó que el edificio de La Cadellada estaba aún en garantía y que los defectos se irían subsanando.

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