El Sespa indemniza a los hijos de una paciente que murió un día después de aplazarse su cirugía

María Ana Aparicio Garrido, de 80 años, acudió el 20 de junio de 2013 a urgencias del HUCA «por presentar un cuadro de disnea, clínica de angor, dolor torácico intenso y opresivo, y sensación de muerte». No era la primera vez que María iba al hospital. En 2009 había sufrido un infarto y allí fue diagnosticada de enfermedad coronaria, hipertensión arterial y esclerosis aórtica.

Los médicos que la atendieron ese 20 de junio de 2013 determinaron que la mujer padecía enfermedad de tres vasos y estenosis aórtica severa. Tendría que haber sido operada pero fue dada de alta seis días después. Volvió a Urgencias 24 horas más tarde. Había sufrido una angina de pecho. Así y todo, el 5 de julio la envían a casa «sin ser intervenida». La paciente empeoró y el 10 de julio, tras pasar por su centro de salud, es remitida una vez más al HUCA. Allí le programan la operación para el 25 de julio. Sin embargo, un día antes «se le informó de que no se iba a poder llevar a cabo, sin dar explicación alguna. Finalmente la paciente falleció a las 5 de la madrugada del 26 de julio de 2013». Un día después de que la intervención se aplazara. Ahora el Servicio de Salud (Sespa) ha aceptado indemnizar a sus cuatro hijos con 77.497 euros. El caso fue llevado adelante por el Defensor del Paciente, que vincula esta muerte «con los cambios de jornada en el HUCA y los recortes de personal».