«No es leyenda urbana: soy hermano de Ramoncín»

Lo de que su hermano es Ramoncín suena a leyenda urbana.

Pues no es ninguna leyenda urbana: soy hermano de Ramoncín. Tenemos el mismo padre. Su madre era una vedette que vino a actuar al Jovellanos. Mi padre era camarógrafo en el cine Roma y debía de tener mucha labia. No nos reconoció a ninguno. Ramón nació en Madrid y en 1990 vino a buscar sus orígenes.

¿Y ahí se conocieron?

¡Qué va! EL COMERCIO publicó la historia de que buscaba a su padre en Gijón. Un amigo me dijo que era el mío. Cuando llegué a casa, cogí el periódico y vi que mi madre había quitado la página. Culpó al reparto. Años después, viendo la tele, le dije: «Mira, el mi hermanu». Ella volvió a decir que eso era una bobada. Mientras vivió nunca le dije que sabía la verdad.

Entonces, ¿cuándo se conocieron?

En persona, el año pasado. Desde hace años hablamos por teléfono.

Antes de saber que era su hermano, ¿le gustaba como cantante?

(Risas). Siempre cuenta que una de las veces que peor lo pasó en su vida fue cantando en Gijón. Fue un concierto polémico. Acabaron a banquetazos. Allí estaba yo.

¿Tiró una banqueta a su hermano?

No, hombre. Una banqueta, no. Le tiré un bote de CocaCola (risas). Siempre le digo que empezó él, meando en el escenario. Además, también nos tiró cosas. Fue una locura.

Él, 'rey del pollo frito'. Usted, de la sidra sin escanciar. ¿Han pensado en poner un negocio juntos?

(Risas). Buen maridaje haríamos. Pero yo ya estoy jubilado. Y él cumple 60 años, como Rajoy. Ya se lo dije, «tas jodíu, hermanín».