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E. MONTES
Miércoles, 6 de mayo 2015, 00:09
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Es uno de los jóvenes valores del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y, como buen científico, no ha querido dejarse arrastrar por las sensaciones populares, por extendidas que estén, a la hora de evaluar las consecuencias que la luz de las pantallas de ordenador ocasionan a la vista. El doctor Ignacio Rodríguez Uña ni siquiera quiso hacer una proyección de futuro ante las cámaras de Canal 10. Muy al contrario, en el programa 'La Lupa' el joven doctor tranquilizó a los múltiples usuarios por las consecuencias que podría acarrear el uso cotidiano, y hasta abusivo, de las pantallas.
«Es un tema que está muy en boga ahora mismo, pero no hay nada demostrado sobre ello, si bien también es cierto que se está estudiando mucho», afirmó el oftalmólogo, quien señaló que, como en todo, «el exceso no es bueno» y realizó algunas recomendaciones. «Hay que utilizar las pantallas del ordenador a la distancia adecuada: a la altura de los ojos o un poco más bajo, nunca más arriba, porque eso afectará a la sequedad ocular, y cada hora u hora y media, hacer un descanso de unos minutos. Después, ya veremos en el futuro si estas luces son más dañinas o menos para los ojos».
Tampoco quiso dar pábulo el doctor Rodríguez Uña al convencimiento de una parte de la población de que en el futuro puede haber más niños miopes, porque estar tanto tiempo ante las pantallas puede hacer que el desarrollo ocular se modifique. «Eso son teorías, pero habrá que verlo en el futuro», añadió este joven oftalmólogo que apenas hace unas semanas codirigía en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega unas jornadas sobre el glaucoma que reunieron en Asturias a más de 200 expertos en el tratamiento de esa enfermedad.
Al respecto calificó la dolencia de «silenciosa» y traicionera, hasta el punto de que «no da señal de ningún tipo ni para el paciente ni para el oftalmólogo hasta que es demasiado tarde». Y «demasiado tarde» es que no veas el espejo retrovisor de un lateral del coche o el borde de una raqueta de tenis. «Cuando has perdido un campo visual, es que estamos ya en una fase irreversible del glaucoma». La mejor prevención, la única, es «acudir al oftalmólogo una vez al año a partir de los 50. Controlando la tensión ocular lo puedes controlar».
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