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E. C.
Lunes, 25 de mayo 2015, 01:26
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Un excursionista que caminaba por un hayedo del Parque Natural de Somiedo encontró el pasado sábado por la tarde el cadáver de un osezno. Se encontraba tendido en la misma senda, sobre la hojarasca. El cuerpo del esbardo fue recogido el mismo sábado por un guarda de la Patrulla Oso del Principado de Asturias con la colaboración de un vigilante de la Fundación Oso Pardo, que fue quien recibió el aviso del hallazgo del cadáver.
El animal, nacido este año, no presentaba ningún signo externo que pudiera apuntar a la causa de su muerte, por lo que habrá que esperar a los resultados de la necropsia que le será practicada en los próximos días. No se descarta que la muerte del esbardo fuera provocada por un ataque infanticida de un oso adulto. En ocasiones el macho acaba con la vida de los oseznos que no son suyos para estimular el celo de las hembras.
Por naturaleza, los osos son promiscuos; una vez lograda la monta, el macho y la hembra buscan nuevos objetivos para mejorar sus opciones de reproducción. Este hecho tiene efectos positivos sobre la especie ya que enriquece la diversidad genética de la camada y previene a la descendencia de sufrir infanticidios.
«En pleno celo»
En estos momentos, cuando las osas ya han abandonado las oseras con sus pequeños, «seguimos en plena temporada de celo de los osos», explican fuentes de la Fundación Oso Pardo. Por eso «es muy habitual que las hembras con crías busquen lugares muy abruptos y la proximidad de entornos humanos para refugiarse de posibles ataques de machos infanticidas».
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