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El consejero Alberto López García-Asenjo, ayer, en Gijón.
«Europa no puede usurpar el papel del ganadero en la toma de decisiones»

«Europa no puede usurpar el papel del ganadero en la toma de decisiones»

Ante la supresión de las cuotas lácteas, considera que «tal vez hubieran sido necesarias medidas de acompañamiento más pegadas al terreno»

ISABEL GÓMEZ

Sábado, 1 de agosto 2015, 00:23

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Los títulos y distinciones de su currículo hacen sombra a los cargos y destinos de una dilatada carrera diplomática en organismos internaciones como la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Gijonés nacido en Ávila y doctor en Veterinaria, Alberto López García-Asenjo (1961) es desde abril de 2014 el consejero de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de la Embajada de España en Francia, dos países que, con negociación y enfrentamientos, tratan de adaptarse a la situación provocada por la supresión de las cuotas lácteas y la liberalización plena del sector primario.

Ganaderos franceses bloquean desde hace semanas la entrada de producciones españolas en el país. ¿Cómo está la situación?

No es un problema solo con España, donde afecta a la carne. En la frontera franco-alemana han llegado a rechazar más de 400 camiones de lácteos en cuatro días. En Francia hay sectores que no han sabido adaptarse y están haciendo una demostración de fuerza que no es aconsejable ni beneficiosa; que la cólera de los ganaderos se intente patrimonializar es muy preocupante, porque esos argumentos los pueden usar otros sectores. No es admisible que las quejas, que pueden ser entendibles en un contexto de crisis, deriven en estos actos vandálicos. Confiamos en que el Gobierno francés sea consciente.

Esa misma crisis afecta a España.

Al margen de esta crisis del sector lácteo, que es grave, el sector agroalimentario español ha demostrado gran capacidad de adaptación. El sector agroalimentario, después del turismo, es el que mayor peso tiene como motor económico. Estamos en unas cifras de entre 90 y 95.000 millones de euros, con exportaciones en torno a los 40.000 millones. Eso debe servir de reflexión de cómo los sectores tienen que adaptarse a una demanda cada vez más internacionalizada.

¿Es un mensaje al sector lácteo?

Se está poniendo en evidencia el modelo productivo y las medidas que se tengan que poner en marcha en el marco de la PAC tienen que estar adaptadas a las necesidades del sector, pero hay que ser consciente de que la Comisión Europea no puede usurpar el papel del ganadero o del empresario en la toma de decisiones. El gran atractivo de la Unión Europea es el mercado. Somos 550 millones de personas y tenemos que jugar con una mentalidad global, aunque tenemos que tener unas normas de juego claras e identificables.

Pero parece que se sigue actuando por intereses nacionales. ¿Qué es lo que falla?

Estamos en una coyuntura con circunstancias cada vez más implicadas. La crisis en China está tirando a la baja los productos, Nueva Zelanda ha hecho una apuesta muy fuerte por desarrollar un sector que exportar casi el 85% de su producción. Tenemos que tener una mejor capacidad de análisis y de reacción ante las situaciones del mercado internacional.

¿Se han suprimido las cuotas lácteas demasiado rápido?

El sistema de cuotas era mucho más complejo de gestionar de lo que algunos pensaban. Tal vez hubiera sido necesaria una transición con medidas de acompañamiento más pegadas al terreno y más divulgativas sobre lo que tendría que adaptarse y, sobre todo, habernos dotado de unas normas de juego claras para el mercado internacional.

¿Caben medidas que garanticen precios mínimos de la leche, como el acuerdo adoptado en Francia?

Cuando hay una concertación para dar estabilidad, incluso en el aprovisionamiento, siempre es saludable. Otra cosa es cuando se quiere distorsionar el mercado.

¿Y cuál es la situación de Francia? Porque para unos es ejemplo y otros sopesan denuncias...

Estoy convencido de que Francia tendrá que dar explicaciones y habrá que seguir, no una, sino las 24 medidas que ha desplegado el Gobierno francés. Tenemos que estar vigilantes para que no se produzcan distorsiones en el mercado.

También se marcan fronteras en la pesca. Ante la disminución de especies en caladeros españoles se apunta a la sobrespesca francesa.

Hay sectores de riesgo y tal vez esa caída no ha sido motivada por exceso de pesca, sino porque las condiciones climatológicas se han visto alteradas. Lo que es importante para algunas especies es qué medidas de gestión se están aplicando. El esfuerzo que se está queriendo hacer a medio plazo es loable, pero tiene que ser compatible con que la actividad se mantenga en niveles razonables.

Europa negocia un tratado de libre comercio con Estados Unidos y, entre otras cosas, preocupa que diluya marcas como la IGP o DOP, por las que apuesta Asturias. ¿Qué le parece?

Las indicaciones geográficas son el gran activo del sector agroalimentario a nivel europeo. Sinceramente no creo que nadie se esté planteando renunciar a esto. Las IGP siempre van a estar vinculadas a una política de calidad y en el mercado siempre estarán en el posicionamiento más alto. Los asociados hacen un esfuerzo por defender esa calidad y la gente la reconoce y está dispuesta a pagarla.

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