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Carmen Martínez.
«Por desgracia no hay ninguna relación entre médicos y Servicios Sociales»

«Por desgracia no hay ninguna relación entre médicos y Servicios Sociales»

La neuróloga Carmen Martínez lamenta que ambas consejerías trabajen «en paralelo» en la atención a los enfermos de alzheimer

O. ESTEBAN

Miércoles, 30 de septiembre 2015, 00:15

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«Nos relacionamos a través de los papeles». La neuróloga Carmen Martínez, una de las especialistas que mejor conoce en Asturias el alzheimer, lamentó ayer que las consejerías de Servicios y Derechos Sociales y de Salud trabajen «en paralelo» y no de forma conjunta en la atención a los enfermos afectados por esta enfermedad neurodegenerativa y de otras demencias. «Pocas veces las consejerías intercambian información. O no lo hacen con la actitud de intentar solventar el problema». Y eso, a pesar de que los afectados por demencias «son los grandes candidatos a recibir las ayudas de la Ley de la Dependencia, aunque en la época de crisis, cuando no ha habido dinero según para qué cosas, se retiraran las ayudas a los estadios iniciales de la enfermedad».

Esa carencia, explicó esta especialista del Hospital de Cabueñes se suple en la medida de lo posible con esa comunicación, aunque sea «a través de papeles», entre los facultativos y los profesionales de Servicios Sociales, a los que hay que derivar en numerosas ocasiones a los enfermos y sus familiares para, por ejemplo, recibir orientación sobre prestaciones y servicios. «Es un gran vacío», pese a que la enfermedad y sus consecuencias, especialmente entre los pacientes que viven solos, son un auténtico «problema sociosanitario», lamentó Martínez, durante su intervención en el programa La Lupa de Canal 10.

A partir de los 65 años

Y lo dice que diagnostica y hace el seguimiento de enfermos de alzheimer hasta el final. Porque «nunca les doy el alta, hasta que no puedan venir a la consulta o fallezcan». Una dolencia que afecta cada vez a más gente, debido al envejecimiento de la población asturiana. Porque el alzheimer está principalmente ligado a la edad y su prevalencia aumenta a partir de los 65 años, hasta tal punto que entre los mayores de 90 años, uno de cada dos lo sufre. Afecta más a las mujeres porque ellas tienen una mayor esperanza de vida. Existe también el alzheimer precoz o temprano, que puede aparecer incluso en los 40 años y que es «más agresivo y más rápido, con un deterioro intelectual más acelerado en los primeros años». Son casos ligados a cuestiones genéticas, aunque «tan sólo un 3% del total no hereditarios».

El pasado día 22 se celebró el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad sobre la que cada vez hay más estudios y conocimientos. Pero lo que no hay es cura ni tratamiento. Carmen Martínez explicó cómo la pérdida de memoria es el principal síntoma y la principal alerta para detectar la enfermedad. Y como no hay nada que pueda evitar esa pérdida, lo que sí se puede hacer es «hacer todo lo posible para retrasar los síntomas». Es decir, «potenciar la capacidad del cerebro para poder compensar las zonas malas con las buenas». Por eso, son buenos remedios «la creatividad y la actividad». Eso, y evitar todos los factores de riesgo: tabaquismo, tensión, colesterol... Es decir, llevar «una vida saludable y física y mental».

La neuróloga leyó hace unos meses su tesis doctoral, centrada en el estudio de cómo se deteriora la escritura en estos enfermos, un área muy poco estudiada hasta ahora. La principal conclusión es que «la escritura se deteriora desde el principio». Los enfermos son capaces de elaborar «frases correctas, pero mucho más cortas y sencillas». Además, empiezan a usar palabras «más frecuentes, más corrientes». En cualquier caso, y debido al nivel de estudio de los ancianos, quienes hoy sufren de alzheimer, Martínez cree que este estudio será más útil en unos años.

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