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Laura Mayordomo
Miércoles, 21 de octubre 2015, 00:11
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Explotadas sexualmente hasta la extenuación, hacinadas en pisos de los que apenas salían, víctimas de malos tratos y vejaciones y objeto de un férreo control por parte de sus proxenetas, con los que tenían contraídas importantes deudas económicas. Así era el día a día de un grupo de mujeres de origen chino obligadas a ejercer la prostitución en varios pisos de alterne de Asturias, Galicia y Cantabria. La organización que las había traído a España bajo engaños y, una vez aquí, se aprovechaba de ellas para obtener «pingües beneficios», acaba de ser desarticulada gracias a una investigación policial iniciada a principios de año en Oviedo.
En el marco de la operación 'Lingdao', la Policía Nacional ha conseguido detener a ocho personas: tres en Oviedo, dos en Gijón, otras dos en Vigo y una en Santander. Se trata de los presuntos responsables de la organización. Se les imputan delitos de trata de seres humanos, relativos a la prostitución, pertenencia a organización criminal y estancia irregular. Todos son de origen chino. No obstante, según explicaron ayer fuentes policiales, con la red de proxenetas colaboraba también algún ciudadano español.
Las primeras sospechas sobre la existencia de pisos de alterne en los que se estaría obligando a prostituirse a mujeres chinas surgieron hace diez meses en Oviedo. Efectivos de la brigada provincial de Extranjería y Fronteras se enfrentaron entonces a una investigación «muy laboriosa». Primero, por tratarse a una organización «prácticamente impenetrable». Segundo, por el miedo de las propias mujeres a colaborar con la Policía y, por último, por la dificultad añadida de que tanto las víctimas como los presuntos delincuentes hablaran en chino. Las chicas apenas sabían algunas palabras de español. Y eso, «pese a que alguna llevaba más de cuatro años en España».
En todo ese tiempo, apenas habían pisado la calle porque la mayoría se encontraba en España de forma irregular. Además, debían estar disponibles para posibles clientes las 24 horas del día, toda la semana. Así, «hasta que abonaran la deuda contraída con el grupo criminal». Ante esta situación de «total aislamiento social», eran los responsables de la organización los que se encargaban de gestionar el día a día de los pisos, «llevando a cabo un control de la recaudación diaria, ordenando cambios de las mujeres entre pisos para mejorar la oferta, pagando alquileres y gastos habituales e incluso ocupándose de la compra de comida para evitar que las mujeres se arriesgaran a salir».
30.000 euros en efectivo
Con esta actividad, la red de proxenetas había conseguido embolsarse importantes cantidades de dinero que enviaba cada cierto tiempo a China. De hecho, el juzgado de Oviedo que lleva el caso autorizó los registros en domicilios y locales de Oviedo, Gijón, Vigo y Santander al tener noticias de que se habían efectuado varios envíos postales a China supuestamente con dinero y joyas «escondidas en recipientes perfectamente precintados» y que fueron retenidos antes de salir de España.
En los registros practicados, los agentes se incautaron de 30.000 euros en efectivo, 598 monedas de plata, cuatro relojes de oro valorados cada uno en 6.000 euros y pulseras, collares y otras joyas de oro. Además, aprehendieron ocho ordenadores portátiles y 15 teléfonos móviles con «información valiosa sobre contactos, clientes y otros datos relevantes para la investigación».
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