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Lluvia de bacterias 'saludables'

Lluvia de bacterias 'saludables'

Descubren organismos con capacidades terapéuticas en el agua de las precipitaciones

Laura Fonseca

Miércoles, 11 de noviembre 2015, 01:06

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La lluvia puede tener su lado saludable. No solo para el campo, evitando sequías, sino para la salud humana. Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha descubierto que el agua de las precipitaciones, incluido el granizo y la nieve, puede contener un determinado tipo de bacterias consideradas 'buenas'. Se trata de microorganismos con capacidad terapéutica y que pueden emplearse en la producción de antibióticos y antitumorales. El hallazgo fue hecho público ayer por la institución académica, que detalló que el descubrimiento supone «una fuente novedosa e inexplorada para el descubrimiento de nuevos medicamentos».

Gloria Blanco, profesora del Área de Microbiología del Departamento de Biología Funcional de la Universidad, explicó que los organismos encontrados en el agua de la lluvia son las denominadas actinobacterias. Son estructuras con potencial farmacológico, sobre todo, las especies del género 'streptomyces'. Estas bacterias, «que durante el siglo XX se consideraban exclusivos del medio terrestre, viven también y de manera abundante en los océanos». En el trabajo liderado por la Universidad de Oviedo participan también profesionales de otros ámbitos. Entre ellos, el HUCA y el Hospital de Cabueñes, además del Centro de Experimentación Pesquera y el Observatorio Marino de Asturias (OMA).

Hace dos años, en concreto en febrero de 2013, el grupo de Biología Funcional comenzó a aislar bacterias a partir de muestras de lluvia recogidas en Gijón y Oviedo. En este tiempo, los expertos han conseguido cultivar en laboratorio un gran número de estos microorganismos obtenidos a través de fuentes atmosféricas. «Los estudios han confirmado que estas bacterias, además de vivir en ambientes terrestres y marinos, pueden desplazarse asociadas al ciclo hidrológico». Blanco destacó «el evidente interés de estos descubrimientos dadas las necesidades médicas actuales».

Modelo de dispersión

El hallazgo tiene además un valor ecológico añadido. El equipo de investigadores ha propuesto un modelo de dispersión de estos microorganismos por tierra, mar y aire siguiendo el ciclo hidrológico del planeta. El punto clave en su hipótesis, según la profesora Gloria Blanco está en la generación de los aerosoles marinos que forman las nubes y que, en este proceso, se llevan consigo bacterias que serán posteriormente diseminadas por continentes y océanos de la Tierra.

Los investigadores de la Universidad de Oviedo iniciaron en 2007 el aislamiento de 'streptomyces' a partir de líquenes terrestres y, en 2010, dieron un paso más al encontrar poblaciones de estas bacterias en ecosistemas de algas en las playas de Gijón. Estos primeros indicios les animaron a buscar estos microorganismos en medios marinos más profundos del Cantábrico. Fue así como en 2012, al conocer las expediciones del proyecto DOSMARES al Cañón de Avilés, los científicos se pusieron en contacto con el ecólogo marino José Luis Acuña, quien les invitó a participar en la campaña BIOCANT3 en la primavera de 2013. Ese mismo año empezaron a aislar las primeras actinobacterias en las precipitaciones de agua, granizo y nieve caídas en Asturias.

Estos trabajos han sido recientemente publicados en la revista 'Microbial Ecology'. La línea de investigación de este equipo multidisciplinar, integrado por biólogos, biotecnólogos, químicos y médicos, se centra en la búsqueda de nuevos antibióticos y antitumorales a partir de hábitats naturales previamente inexplorados. La profesora Blanco destacó que, ante el creciente problema de las resistencias a los fármacos, se hace cada vez más necesaria la búsqueda de nuevas moléculas.

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