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Verónica Trabanco, Elías Campillo, Rosalina Fernández y Verónica Díaz, con los carteles de su campaña contra los recortes.
1.825 pinchazos al año

1.825 pinchazos al año

Padres de niños con diabetes se unen contra los recortes. Dicen que las nuevas agujas que compró el Sespa «son peores y causan mucho más dolor»

Laura Fonseca

Viernes, 13 de noviembre 2015, 01:05

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La hija de Elías Campillo tiene 8 años y es diabética. Aprendió a pincharse insulina casi antes que a leer y lo hace «con total naturalidad». Se estima que un niño insulino dependiente se pincha hasta 1.825 veces al año. Los padres de estos pequeños, unas cuarenta familias asturianas, se han unido para hacer frente a los recortes en sanidad, recortes que ya les están pasando factura, como el cambio de agujas que acaba de hacer el Servicio de Salud del Principado (Sespa), «imaginamos que para ahorrar. Han comprado unas nuevas que provocan mucho más dolor. Son más abrasivas y producen una mayor sensación de desgarro», aseguran.

Los afectados salen a la palestra coincidiendo con la celebración mañana, 14 de noviembre, del Día Mundial de la Diabetes. El cambio de agujas «por unas de peor calidad» no es un asunto baladí, explican. Sobre todo cuando hablamos de niños. «Nuestros hijos se niegan a pincharse, algo que tienen que hacer hasta seis veces al día, como mínimo». Lo que ocurre con las agujas es, afirman, solo un ejemplo de recortes y piden al Centro de Farmacovigilancia del Principado que abra una investigación para determinar la calidad de este nuevo material.

Sensores por tiras reactivas

Las familias, unidas bajo una plataforma denominada 'Dulces guerreros asturianos, han iniciado una recogida de firmas que quieren presentar al consejero de Sanidad, Francisco del Busto. Además de la queja sobre las nuevas agujas, los padres de niños diabéticos piden que se sustituyan las tiras reactivas por sensores y lectores de control intersticial. Se trata de un parche que las personas diabéticas se ponen en el brazo y mediante un lector pueden medir su nivel glucémico sin necesidad de pincharse, como sí obligan las tiras reactivas. «En comunidades como Extremadura este tipo de tecnología está financiada al cien por cien», indica Elías Campillo. También piden unas mejores condiciones de acceso a las bombas de insulina y la presencia de personal sanitario cualificado en los centros escolares.

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