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Rubén Cabanillas en el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias.
«En el cáncer no hay enemigo grande ni pequeño, cada caso es único»

«En el cáncer no hay enemigo grande ni pequeño, cada caso es único»

«Entre el 40 y el 50% de las muertes por tumores se podrían evitar con un estilo de vida saludable», asegura este especialista que el jueves ingresa en la Academia de Medicina

LAURA FONSECA

Domingo, 24 de abril 2016, 01:53

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Siempre eligió Asturias. Lo hizo primero hace catorce años cuando obtuvo el número uno de España en el examen MIR entre más de 7.000 candidatos. Lejos de elegir destino fuera, Rubén Cabanillas (Oviedo, 1977) escogió formarse en el HUCA, en el servicio de Otorrinolaringología que entonces dirigía Carlos Suárez, hoy director de la Fundación de Investigación Biosanitaria (Finba). Su elección se volvió a repetir años después cuando le llovieron ofertas, ya como joven promesa de la medicina, para que marchara a Estados Unidos. Rubén Cabanillas decidió ejercer e investigar por y desde Asturias, siguiendo los pasos del que ha sido y sigue siendo su mentor e inspirador, Carlos López-Otín. Cabanillas, director del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA), un centro puntero inaugurado hace ya cinco años, ingresará este jueves en la Real Academia de Medicina de Asturias. A sus 39 años será uno de los catedráticos más joven. La Academia premia «su talento, su aportación a Asturias» y también «la ingente e innovadora labor que realiza en la medicina asturiana».

En su ingreso como catedrático hablará de medicina de precisión, ¿en qué consiste?

La medicina de precisión se basa en adaptar las intervenciones preventivas y terapéuticas a las necesidades únicas de cada individuo y de la enfermedad, empleando las últimas tecnologías, como la secuenciación genómica o los biosensores. Es una medicina personalizada, predictiva y preventiva, cimentada en los espectaculares progresos tecnológicos vividos estos años en el campo de la informática, la física o la ingeniería.

¿Qué aplicaciones tiene la llamada biología molecular?

La biología molecular es una herramienta imprescindible en el cambio de paradigma que representa la medicina de precisión. Así, por ejemplo, podemos conocer en cuestión de días la secuencia de cientos de genes o, incluso, de todo el genoma de una persona o de un tumor. Esto nos permite estimar su predisposición a padecer determinadas patologías, identificar la causa genética de su enfermedad, o detectar las alteraciones moleculares necesarias para la progresión de un determinado cáncer.

Se lleva tiempo hablando de los tratamientos personalizados, ¿qué grado de implantación tienen ya?

La oncología es el buque insignia de los tratamientos personalizados. Es cierto que aún no disponemos de fármacos capaces de neutralizar muchas de las alteraciones genéticas que identificamos en un tumor. Sin embargo, otras que afectan a un pequeño porcentaje de pacientes, aunque creciente, sí que podemos tratarlas con fármacos dirigidos frente a ellas y capaces de obtener respuestas espectaculares. De hecho, en el caso de determinados tipos tumorales, ya se considera imprescindible hacer un diagnóstico genético antes de plantear un tratamiento.

Hablemos de prevención. ¿En cuánto se podría reducir el cáncer si dejáramos, por ejemplo, de fumar o de comer de forma poco saludable?

Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, y de otras organizaciones de prestigio indican que entre un 40% y un 50% de las muertes por cáncer se podrían prevenir con un estilo de vida saludable.

Elevado coste de las terapias

¿Y si hiciéramos deporte?

La actividad física es un elemento fundamental para la promoción de la salud. No solo disminuye nuestro riesgo de desarrollar cáncer, sino que influye sobre la salud cardiovascular, ósea, muscular, mental, etcétera, condicionando nuestra longevidad y nuestra calidad de vida. Eso sí, como todo en la vida, en su justa medida, ya que el exceso puede resultar perjudicial.

¿El medio ambiente, qué lugar ocupa en todo esto del cáncer?

Nuestro riesgo de desarrollar cáncer está condicionado por el azar, pero en mayor medida por la información contenida en nuestros genes y por el diálogo que estos establecen con el ambiente. En el concepto ambiente se incluyen nuestros hábitos de vida, pero, por supuesto, también todos aquellos elementos químicos a los que nos exponemos involuntariamente. Es un hecho bien conocido que determinados contaminantes ambientales pueden incrementar nuestro riesgo de padecer cáncer.

Los tratamientos oncológicos son cada vez más caros y difícilmente asumibles por las administraciones públicas. ¿Se corre el riesgo de no poder llegar a todos los pacientes? Ahí está el ejemplo de lo que pasó con la hepatitis C, para la que hubo que regular el acceso a los tratamientos a distintas velocidades.

Precisamente, la personalización de los tratamientos es un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario. Al administrar los tratamientos más adecuados para cada paciente y enfermedad, se consiguen intervenciones más eficaces y eficientes.

¿Cuál es el balance del IMOMA en sus primeros años de andadura?

Estamos muy satisfechos. Hemos sido capaces de trasladar a la práctica clínica los últimos avances en biología molecular y hemos sido pioneros en España y en Europa en la puesta en marcha de algunas de las técnicas radioterápicas más complejas. Paralelamente, obtuvimos las máximas calificaciones en las evaluaciones externas a las que voluntariamente nos hemos sometido, tanto en el Laboratorio de Medicina Molecular, como en el servicio de Radioterapia. Estos logros son consecuencia del excelente trabajo de un gran equipo de profesionales, a los que desde aquí quiero agradecer su gran labor.

Balance del primer lustro

¿Cuántos pacientes han tratado?

Hasta la fecha han pasado más de 5.000 pacientes, de los que casi 700 recibieron tratamientos radioterápicos de alta complejidad. En el laboratorio hemos realizado más de 4.000 estudios moleculares y unos 200 fueron de secuenciación genómica masiva, incluyendo desde paneles de 100 a 300 genes hasta la secuenciación de genomas completos. Los paneles de genes los empleamos para identificar la existencia de una predisposición al desarrollo de cáncer, para predecir sensibilidad o resistencia a determinados tratamientos oncológicos, o para identificar la causa genética de enfermedades hereditarias como las sorderas o las cegueras. Por el contrario, los genomas los utilizamos para descubrir la causa genética de enfermedades poco frecuentes o estudiar tumores con determinadas particularidades.

¿Se puede hablar ya de resultados o es muy pronto?

Sí se puede. Para algunos estudios, como los diagnósticos genéticos, los resultados son inmediatos y estamos muy orgullosos. Van desde la identificación de un fármaco útil para un determinado paciente con cáncer, a explicar por qué en una determinada familia hay varios casos de cáncer, o descubrir la causa genética de multitud de cegueras, sorderas o diversos síndromes poco frecuentes.

¿Y en terapias contra el cáncer?

En relación al tratamiento del cáncer, por supuesto es necesario un periodo de seguimiento, pero para muchos de nuestros pacientes el tiempo de seguimiento ya es suficientemente largo como para demostrar que nuestros resultados son iguales o incluso superiores a los que se esperan con este tipo de tecnologías.

¿Qué tumor le quita más el sueño o los mira a todos con recelo?

Los estudios genómicos nos han demostrado que no hay dos tumores molecularmente iguales y que un cáncer de colon se puede parecer más a uno de mama que a otro de colon. Por lo tanto, todos merecen respeto. No hay enemigo grande ni pequeño, cada caso es único y por eso debemos poner todos los medios a nuestro alcance para adaptar nuestros tratamientos a esa singularidad.

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