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La letrada Ana Muñiz, seguida de su clienta María Jesús Otero.
«En aquella época, Otero era Dios»

«En aquella época, Otero era Dios»

Los exdirectivos de APSA revelan que las facturas falsas «ahora mismo siguen haciéndose»

RAMÓN MUÑIZ

Sábado, 21 de mayo 2016, 03:05

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Las hostilidades se han desatado y los acusados del 'caso Renedo' cruzan fuego amigo a través de sus testigos. Ayer declararon tres exdirectivos de APSA, citados por su anterior jefe, Alfonso Carlos Sánchez, y los tres dejaron un mismo mensaje: en el Principado hubo descuadres, facturas falsas y un caos contable que habrían tenido a la ex directora general María Jesús Otero como directora de orquesta.

¿Se fiaban de ella? «Sí claro, en aquella época para mí era Dios; trabajé con muchos funcionarios de Asturias, Madrid, Castilla y León, y de todos, ella era la más educada. Si me hubiera dicho que había que ir saltando a la pata coja, habría alucinado, pero lo habría hecho», exclamó Rodrigo S. «Allí quien mandaba era María Jesús, era una persona muy diligente, resolvía las cosas muy rápido», reconoció José Manuel M. P.

Javier Díaz Dapena, el letrado de APSA, les situó en el año 2011, después de que estallara el caso y los periódicos se llenaran de supuestas irregularidades de la empresa. «No entendíamos nada y nos pusimos a investigar; éramos más de cien en plantilla y alguno conocía a jueces, policías... empezamos a descubrir así pagos en operaciones relacionadas con Otero», recordó Rodrigo.

Ocurrió con los 163.950 euros que la empresa tenía abonados por cuatro Audis y un Polo. «Con ese dinero se pagaba parte o todo de unos coches oficiales del Principado para los que no había presupuesto; es lo que nos dijo Otero y nosotros lo creímos», apuntó José Manuel. Las pesquisas le llevaron a otros 105.710 euros que APSA pagó en cocinas que acabaron instaladas en los negocios hosteleros ligados a la ex directora general. El testigo dijo haberse reunido con el entonces presidente de Fade y socio de la fábrica de cocinas para pedirle explicaciones. «No entiendo que estemos encausados nosotros y no ellos o el concesionario», protestó.

«Yo estuve en una conversación en la que Otero nos dijo que si podíamos pagar una cosa que necesitaba Presidencia, algo sobre los escoltas del presidente, no recuerdo si se habían olvidado de incluir en el presupuesto dinero para unos chalecos antibalas o unos coches», dijo Rodrigo.

El testigo recordó cómo en otra ocasión la directora general les solicitó que hicieran una obra en Cangas del Narcea, que era de Patrimonio, departamento entonces ligado a Hacienda. El dinero lo puso Educación, aunque la entrega fue supervisada por funcionarios ajenos.

Las «irregularidades» estaban a la orden del día. «Si se quiere velocidad, no se puede aplicar los reglamentos de forma ortodoxa», justificó José Manuel. «Los colegios abren en septiembre, las obras hay que hacerlas en verano y si sigues el procedimiento, al final no puedes empezar hasta octubre; a veces hacíamos obras con facturas que eran para muebles», reconoció Rodrigo.

«Me pregunta por la consejería de Educación de Asturias, pero los cambios en las facturas y demás ocurren en todas las regiones», apreció José Manuel. El profesional sigue trabajando en el sector, perspectiva desde la que aseguró que las facturas falsas facilitadas por los proveedores para que la Administración agote el presupuesto a final del año son de lo más corriente. «De hecho, ahora mismo siguen haciéndose así», sugirió, sin concretar más. Esas facturas indican que el dinero público «se gasta en peras, aunque luego entregues manzanas», sintetizó su excompañera.

Los testigos aseguraron desconocer que su empresa daba regalos a los mejores clientes y negaron que las dos máquinas servidas al hijo del consejero José Luis Iglesias Riopedre lo fueran. «Como no pagaba, se la retiramos y se le reclamó el dinero en el juzgado», aclararon.

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