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José Carlos García Hernández llega con su clienta, Marta Renedo Avilés.
Un testigo pone en duda que Renedo hiciera los trabajos por los que cobró

Un testigo pone en duda que Renedo hiciera los trabajos por los que cobró

Los compañeros de la funcionaria aseguran que «es totalmente mentira» que el Principado agote el presupuesto con facturas falsas

RAMÓN MUÑIZ

Martes, 14 de junio 2016, 02:58

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Implans Mounts S. L. facturó al Principado 649.542 euros por 34 supuestos trabajos realizados entre los años 2008 y 2010. En la mayoría de esos encargos se produjo un error que pasó inadvertido a todos. La funcionaria que ponía su firma en los expedientes asegurando que los encargos se habían realizado era Marta Renedo, quien a su vez era la dueña única de la sociedad que decía hacerlos. En tres de ellos, sin embargo, ese visto bueno lo otorgó uno de sus colegas, el jefe de servicio Gustavo G. M., quien ayer se mostró como un testigo defraudado.

Lleva varios años recordando el día en que quedó fatalmente ligado a la mayor trama de corrupción que llega a juicio en Asturias. Fue una mañana en la que «Marta vino con unas facturas a mi despacho; yo estaba con una persona de la calle y ella entró directamente, le dije que esperara un momento y se quedó al lado de la puerta». El funcionario precisó que en cuanto marchó su visita, Renedo entró en la dependencia; «en vez de ponerse delante de la mesa del despacho, se puso a mi lado, me dijo que aquello eran trabajos de mi servicio». El testigo firmó el conforme: «Confías en una persona, aquello pudo durar minuto y medio».

Otro de los encargos a los que dio su visto bueno era un informe de cuatro folios que Renedo le enseñó «en el pasillo». La primera vez que habló del asunto ante el juez de instrucción empeñó su palabra de testigo en que los trabajos que él validó efectivamente los había hecho Implans Mounts. Ayer, en cambio, corrigió su impresión: «A día de hoy no creo que los hiciera Marta Renedo; pudo hacerlos la dirección general de Informática, o las empresas, no lo sé».

El cambio de criterio exasperó a los letrados de la defensa, que intentaron presionar al testigo requiriéndole que aclarase «cuál es la verdad, si lo que está diciendo aquí o lo que dijo en su día al juez de instrucción».

La clave de El Fontán

El de ayer era un día para escuchar a los testigos propuestos por Renedo, pero la letrada del Principado aprovechó la presencia de los funcionarios de su Administración para despejar algunas sospechas. Ocurrió al hablar Paula F. U., adscrita a la oficina presupuestaria. La abogada de la Administración le señaló que en sesiones anteriores «hemos oído que era costumbre fraccionar contratos o hacer facturas falsas para agotar el presupuesto». La testigo replicó tajante: «Eso es totalmente mentira».

Con todo, no fue un día perdido para los intereses de Marta Renedo. Tanto Paula como la analista Elía L. G. explicaron que en las consejerías de Cultura y Administraciones Públicas era costumbre pasar a los directivos de la casa cada semana un informe detallando cómo iba agotándose el presupuesto. Es un dato clave. El letrado de Renedo está tratando de demostrar que la reforma de la biblioteca de El Fontán costó cerca de un millón y que se pagó a Igrafo utilizando expedientes asignados a otros centros; se trataría de una falsedad en documento público que habría sido ordenada o consentida por los superiores de su clienta.

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