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El Eurocopter Tigre realiza un vuelo a muy baja altura en dirección hacia El Rinconín.
Espectáculo de velocidad y ruido

Espectáculo de velocidad y ruido

Los helicópteros de la Patrulla Aspa y Tigre, y los cazas asombraron a los miles de asistentes

MARCO MENÉNDEZ

Lunes, 25 de julio 2016, 00:43

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El decano de los festivales aéreos de España, el de Gijón, concitó ayer a decenas de miles de espectadores en el Muro, la playa de San Lorenzo y el cerro de Santa Catalina, que pudieron disfrutar de las evoluciones de avionetas, helicópteros y cazas que realizaron sobre una línea imaginaria trazada entre la iglesia de San Pedro y El Rinconín. Aunque, todo hay que decirlo, alguna de las aeronaves se acercó más al arenal para disfrute de los asistentes.

No se echó de menos a las cuatro aeronaves que no pudieron participar debido a que les fueron concedidos los permisos de vuelo. La espectacularidad y velocidad de aparatos como el Northrop F5 y el Dassault Rafale compitieron con las acrobacias y maniobras extremas de los helicópteros Tigre y los Colibrí de la Patrulla Aspa. Pero también hubo tiempo para la nostalgia, con aviones de las décadas de 1940 y 1950, así como para las demostraciones de operaciones de rescate y apagado de incendios, con los helicópteros de Bomberos de Asturias y el Helimer Cantábrico, con base en El Musel.

Con puntualidad británica, a las 12 horas ya surcaba los cielos de la bahía de San Lorenzo una avioneta Tampico, perteneciente a la asturiana Falcon Air Academy, tras la cual aparecieron en escena dos helicópteros del Ejército de Tierra: el Eurocopter EC 665 Tigre, la última innovación tecnológica fabricada en Europa, y el veterano Bo 150 Volkow, próximo a ser retirado del servicio. Ambas aeronaves simularon una situación de combate para, como colofón, mostrar al público las posibilidades del Tigre, uno de los diez helicópteros del batallón de ataque del Ejército de Tierra. Uno de los integrantes de la escuadrilla fue el encargado de explicar las características técnicas del aparato, que ya combatió en Afganistán, y las diferentes maniobras acrobáticas de combate que realizó.

Las explicaciones del festival por la megafonía de la playa se alternaban con las llamadas de atención del servicio de salvamento, anunciando niños perdidos que se lo pasaban bomba contemplando el festival.

La velocidad y el ruido llegó con el F5, uno de los aparatos de la escuela de caza de Talavera y un avión pensado para interceptación a gran altura. El público vibró con una pasada a altísima velocidad sobre el arenal, aunque el 'speaker' del festival advirtió de que no podía superar la velocidad del sonido para no romper los cristales de las ventanas de los edificios cercanos.

Simulacro de salvamento

El Helimer Cantábrico, el helicóptero de salvamento marítimo con base en El Musel y especialmente querido por los gijoneses, también demostró parte de lo que puede hacer. Su tripulación realizó un simulacro de salvamento, lanzando un rescatador al agua y recogiéndolo junto a su puesto náufrago.

Pero de nuevo volvió la emoción a la bahía con la espectacularidad de la agilidad y rapidez del Dassault Rafale, de la Armée de l'Air frencesa, un caza con configuración de ala en delta que levantó los mayores halagos del respetable. Despedía humo de la punta de las alas para contemplar mejor las complicadas maniobras, como vuelos invertidos, toneles y 'loopings'. Y hasta su piloto, el capitán Martínez, saludó al público por radio con un «Viva España».

A continuación fue el turno de los aviones con historia. El público disfrutó con el lento vuelo de la Piper Army Cruiser L-14, construida en 1944 y que porta la matrícula más antigua de España. Es el único avión operativo de estas características que existe en el mundo. En su vuelo le acompañó otro histórico, como es el Cessna L 19 Bird Dog.

La Segunda Guerra Mundial también tuvo su hueco, con el P40 Warhawk y el Yakolev Yak 11. El primero es famoso por aparecer en la película 'Pearl Harbor', pues eran los aviones que estaban en tierra cuando ocurrió el ataque japonés, mientras que el segundo destacó por su importante papel durante la guerra. Ambos aparatos realizaron numerosas acrobacias.

Dos helicópteros 'apagafuegos' de Bomberos de Asturias, con exhibición de carga y descarga de agua, dieron paso al colofón del festival, los Colibrí de la Patrulla Aspa. Con base en Armilla (Granada), estos aparatos pertenecen a la escuela de helicópteros y ofrecieron sus más vistosas maniobras, como roturas, cruces vertiginosos, picados y giros imposibles. Algunos de estos ejercicios los realizó un único aparato, el llamado 'solo', porque «hay maniobras que por su complejidad y peligrosidad no se pueden hacer en formación», explicó el sargento primero Mesa, integrante del equipo de apoyo de la patrulla. El viento, que alcanzó los 25 kilómetros por hora, limitó algunos de los ejercicios, pero no les quitó un ápice de vistosidad.

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