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REDACCIÓN
Jueves, 9 de febrero 2017, 02:19
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Se habló de modelos, de los Goya y de anuncios de colonia. Se habló, también, de los datos que de un crimen machista deben llegar a la población. De la importancia de conocer o no si el asesino asestó 32 puñaladas o cortó la cabeza. Del interés que puede tener saber si un maltratador está en el paro, bebe o 'parecían quererse'. Incluso de Mercedes Milá. De todo se habló ayer en el aula magna de la Universidad de Oviedo.
El máster en Protección Jurídica a las Personas y Grupos Vulnerables organizó, en colaboración con el Colegio Profesional de Periodistas de Asturias, organizó un debate sobre la imagen que de la violencia de género ofrecen los periodistas.
Moderados por la profesora María Valvidares, participaron en el debate la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, Almudena Cueto; el catedrático de Derecho Penal Javier Fernández Teruelo y la periodista de EL COMERCIO Chelo Tuya. Los dos primeros pusieron el acento en los errores que se cometen en el momento de informar de un asunto tan sensible como la violencia machista, que ya se ha cobrado nueve víctimas en lo que va de año.
Para Almudena Cueto, «la mujer solo protagoniza una de cada cuatro noticias», y cuando aparece «nuestra figura sigue siendo un cliché». En una búsqueda sobre la marcha en internet, bajo el término mujeres aparecieron noticias sobre violencia machista o imágenes que fomentan roles sexistas. Bajo el término de hombres aparecieron actores, jueces, periodistas.
Un reflejo, dijo, «de la desigualdad entre hombres y mujeres» que es la base de la violencia de género. Algo que respaldó Fernández Teruelo, quien defendió la necesidad «de informar. En feminicidios no hay 'efecto llamada', como han demostrado las estadísticas». No obstante, precisó que «la prensa tiene una función pedagógica. Se debe explicar, por ejemplo, por qué una mujer retira una denuncia».
Ambos criticaron utilizar términos como 'crimen pasional' para definir un asesinato de género, una posición que respaldó Chelo Tuya. Explicó ella que esos titulares «no son admisibles ahora», pero también aclaró que «hace solo 30 años esa calificación, la de 'crimen pasional', era la que daban los sistemas policial y judicial. Hasta 1989 no era delito pegar a una mujer». Defendió que «la información no solo es un derecho, es una herramienta de formación. No se deben hurtar datos».
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