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A la derecha, la gijonesa residente en Bristol Irene de la Mano habla con otro afectado mientras espera su turno ante el mostrador de Iberia, una vez llegaron a Asturias.
AENA se 'olvida' de un avión en Londres y deja en tierra durante 23 horas a 200 pasajeros

AENA se 'olvida' de un avión en Londres y deja en tierra durante 23 horas a 200 pasajeros

Informó en su web del despegue de Heathrow y el aterrizaje en Asturias de una aeronave de Iberia Express que nunca salió del Reino Unido

EVA VÉLEZ / ALBERTO SANTOS / CHELO TUYA

Viernes, 17 de febrero 2017, 02:43

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«Mi hermana nos dijo: Ya estoy embarcada. Despegamos. Y nosotros seguimos el vuelo por la web de AENA, que nos fue informando del despegue, del vuelo y, finalmente, del aterrizaje. Mi padre la estaba esperando en el aeropuerto de Asturias, pero el avión nunca llegó a salir de Londres». Cristina Aparicio todavía no se lo cree. Su hermana, Irene Aparicio, de 21 años, y el resto del pasaje del vuelo entre Londres y Asturias de Iberia Express vivieron el martes una situación «rocambolesca». Una que llevó a todos los pasajeros a estar dos horas atrapados en un avión, a esperar en el aeropuerto de Heathrow una respuesta que nunca llegó, a dormir en un hotel cercano, a ser trasladados a otro aeropuerto, el de Gatwick, cambiar de compañía y llegar a su destino con 23 horas de retraso.

Tal y como adelantó EL COMERCIO, la historia de Irene, gijonesa, estudiante de Matemáticas en Oviedo, comenzó el martes, a las cuatro de la mañana, cuando embarcó en Bratislava (tras pasar una semana con una beca Erasmus) con destino Asturias previa escala en Londres. Y en la capital británica, se empezaron a torcer las cosas.

Su vuelo, operado por Iberia Express, tenía que haber despegado a las 16.45 de anteayer, para aterrizar en Asturias a las 19.40. Embarcar, embarcaron y permanecieron las aproximadamente dos horas que se supone duraría el vuelo sentados dentro de la nave. Sin explicaciones y con un 'chupito' de agua para amenizar la espera.

Tras esas dos horas de 'vuelo a ninguna parte', el pasaje, formado por más de 200 personas, intentó recabar información y nadie les aclaró nada. Mientras, en Asturias, el padre de Irene se desplazó hasta el aeropuerto de Santiago del Monte para recibir a su hija. Esperó y siguió esperando. Pero su hija no apareció.

«Fue una locura. Desde el trabajo, yo refrescaba cada poco la página de AENA y allí decía que el vuelo había despegado, que no llevaba retraso e, incluso, que aterrizó», asegura Cristina Aparicio. Lo mismo veía su padre en el panel ubicado en el aeropuerto de Asturias. «Indicaron que el vuelo iba a aterrizar y, de repente, desapareció de la pantalla».

El susto fue «enorme. No entendíamos nada», asegura Aparicio. «Mi hermana seguía en un avión en el que no le dejaban utilizar el móvil. Ella no podía avisarnos de que el vuelo no despegó y AENA nos decía que aterrizaba en Asturias».

Al igual que Irene Aparicio estaba Irene de la Mano. También gijonesa, residente en Bristol, viajaban con ella sus tres hijos, Martina, Alonso y Jimena, de 11, 8 y 6 años. Ante la imposibilidad de volar hasta Asturias, desde Iberia le informaron que les recolocarían en un vuelo ayer a las 6.20 de la mañana que saldría del aeropuerto de Gatwick. En pie desde las tres de la mañana, cuál no sería su sorpresa al encontrarse con la negativa de la compañía al comunicarles que habían llegado demasiado tarde al embarque. «Nos llegaron a poner un cordón policial para evitar problemas», dijo De la Mano.

«Un fallo técnico»

Ambas pasajeras, como otros afectados, criticaron, más que el retraso, «la falta de información». «Yo me puse en contacto con Iberia y solo me dieron largas y la misma respuesta que yo veía en la página de AENA», aseguró Cristina Aparicio.

Desde Iberia Express, la explicación a tan complicada historia se resume en un «fallo técnico».

Fueron los servicios de Vueling los utilizados por Iberia Express para reubicar a la mayor parte del pasaje, entre el que se encontraba también el cocinero Marcos Morán, que viajaba al Principado, previa escala en Londres, procedente de Bruselas. El vuelo aterrizó a las 18.30 horas en Asturias. 23 horas después de lo previsto.

«Nos sentimos engañados. No solo con el retraso. Nos reubicaron en un vuelo que ya tenían lleno», aseguró Irene de la Mano. Todos denunciarán a la compañía.

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