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E. RODRÍGUEZ
Sábado, 25 de febrero 2017, 03:36
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Dijo la directora general de Universidades, Cristina Valdés, que la resolución de las becas Severo Ochoa (dirigidas a titulados que quieran hacer la tesis) estaría resuelta en el plazo máximo de dos meses (a mediados de marzo). Se esperaba que estuviesen adjudicadas para septiembre y los investigadores noveles siguen sin tener noticias. Los afectados llevaron ayer su protesta al claustro universitario, del que recibieron el apoyo por asentimiento. Solicitan un cambio en las bases de las ayudas, pues, en contra de lo que ocurre a escala nacional, en Asturias se les exige estar matriculados a tiempo completo en los programas de doctorado, que duran cuatro años. Sin embargo, debido a la demora, en el caso de recibir la beca, no podrán disfrutar de ella todo ese tiempo, ya que solo dispondrán de dos o tres cursos antes de defender las tesis doctorales y, una vez leídas, su contrato finalizará, pues así está estipulado. Eso supondrá que el presupuesto «tampoco será íntegramente ejecutado, aunque sea concedido» y se perderán fondos, parte de ellos europeos. Por eso, reclaman cambiar las bases para que «el periodo de matrícula se solape con el de contrato y así no se pierdan meses de contratación». Y si no es así, que el tiempo que les quede de beca pueda ser empleado como periodo de orientación postdoctoral, para preparar las publicaciones que se les requiere después para entrar como profesores en la Universidad.
Con tarjeta sanitaria europea
La profesora Manuela González Vega, de la Politécnica, intervino en el claustro para preguntar por el cambio en los contratos de los investigadores predoctorales, que han pasado de ser de obra y servicio a unos de prácticas. «Las razones profundas no las sé. Son recomendaciones que hacen los ministerios y que parece que obedecen a la generación de derechos. Desconozco por qué las universidades no informaron de la orden ministerial de septiembre de 2015, pero no les afecta económicamente (se les prorratea la cantidad que cobraban como finiquito) y la duración, al final, es de cuatro años también». «El problema surgió -añadió- cuando uno de ellos fue a solicitar la tarjeta sanitaria europea para recibir atención en sus estancias en el extranjero. Esto se está tratando en la Conferencia de Rectores y si tenemos que cubrir esas deficiencias lo haremos para que tengan iguales condiciones».
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