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CHELO TUYA
Lunes, 22 de mayo 2017, 01:39
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La violencia machista no decrece. Mientras el manido Pacto de Estado sigue sin producirse, la cifra de mujeres víctimas de agresiones por parte de sus parejas o ex va a más. En lo que va de año, son 27 los feminicidios contabilizados, a los que se suman los asesinatos de cuatro menores, muertos a manos de sus padres para 'castigar' a sus madres. En Asturias, los últimos datos detallados del VioGen, el Sistema de Seguimiento Integral de Violencia de Género, corresponden al mes de febrero. El documento señala que 1.161 asturianas viven con algún tipo de protección policial tras ser amenazadas por quien fuera su pareja. De hecho, una está en 'riesgo alto' de ser asesinada.
Dicen las cifras, además, que del total de asturianas con protección policial, nueve son menores de edad. Por el VioGen han pasado ya 30 adolescentes que han necesitado protección de la Policía Nacional y Local o de la Guardia Civil, si viven en zona rural, porque un novio las amenaza de muerte.
«Nos preocupa mucho lo que está ocurriendo», asegura la directora del Instituto Asturiano de la Mujer. Y lo dice Almudena Cueto porque tiene sobre la mesa la Memoria 2016 de la Red de Casas de Acogida. Un informe que revela un 20% más de ingresos en ese entramado de viviendas para víctimas de violencia machista que encabeza la Casa Malva y que completan otras dos casas en Oviedo y Avilés, así como veintidós pisos tutelados en Valdés, Oviedo, Langreo, Avilés, San Martín del Rey Aurelio, Laviana y Castrillón.
Cada vez más jóvenes
De acuerdo a sus datos, durante el año pasado fueron 421 las personas que pasaron por la red, de las cuales 210 eran víctimas de maltrato y 202 menores a su cargo. Un volumen que no solo supone un incremento del 20% en un año sino que se traduce en que casi ocho de cada diez asturianas que sufren violencia de género, o que han consultado sobre ella en el Servicio de Atención e Ingresos y Emergencias de la Red de Casas de Acogida, han necesitado vivienda. Porque en la casa familiar continúa el agresor. De hecho, solo cuatro de cada cien de las agredidas logra volver a su piso.
Entre los datos que señala el servicio, gestionado por Cruz Roja, a la directora del Instituto Asturiano de la Mujer le preocupa «la bajada de la edad: 36 años de media», asegura. Un perfil que dibuja, además, a una mujer que llega a la Red de Casas de Acogida tras un caso agudo de maltrato (el 80% de los ingresos es por vía de emergencia), un maltrato centrado, sobre todo, en la agresión física (el 87% de las víctimas atendidas ha sido golpeada), aunque también hay un 17% de usuarias que escapa de una agresión sexual.
La radiografía que realiza la Memoria 2016 de la Red de Casas de Acogida deja claro que la víctima vive con su agresor (el 74% de los casos), con el que lleva una relación de hasta siete años (65%) y que lleva un mínimo de dos sufriendo maltrato (40%). En el particular 'dni' que elabora de ella el informe indica que está soltera (56%), es madre (el 56% pide protección también para sus hijos), con escaso nivel formativo (el 52% tiene estudios primarios) y vive en Gijón.
Del concejo en el que se levanta el primer centro integral de asistencia a víctimas de violencia de género, la Casa Malva, son tres de cada diez usuarias de la red. El resto de municipios con mayor volumen de agresiones son Oviedo, (23%), Avilés (7,3%), Langreo (7%) y San Martín del Rey Aurelio (4%). Solo dos de cada diez son inmigrantes.
Sus hijos, también víctimas
El elevado número de menores que residen en la red también es motivo de preocupación. Hay casi tantos como mujeres víctimas. «Ellos también lo son», señala Cueto. El 64% son hijos del agresor de su madre y el 11% necesita, como ella, una orden de alejamiento de su padre.
«Es un problema de la sociedad», apunta Almudena Cueto, quien también recuerda otros datos del informe. Casi todas las víctimas, el 81% de ellas, han sido agredidas «delante de otras personas». Siete de cada diez lo fueron «frente a sus hijos e hijas», por lo que, entre los objetivos que se marca la red para este año, destaca «la intervención con las familias de las mujeres en todos los dispositivos de la red, tanto en las casas de acogida como en los pisos tutelados». Un trabajo que ya se hizo el año pasado, con treinta atenciones familiares. Porque aunque los expertos apuestan por no culpabilizar a las familias por no denunciar, la 'tolerancia cero' ante el maltrato sigue siendo el eslogan unánime.
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