Borrar
Una de las dos imágenes de la Virgen que alberga el templo mexicano de Santo Domingo.
«Estamos tan emocionados como la primera vez que el Papa vino a México»

«Estamos tan emocionados como la primera vez que el Papa vino a México»

El abad del Real Sitio oficia en la capital mexicana una misa para los miembros de la Cofradía de la Virgen de Covadonga

LAURA MAYORDOMO

Martes, 27 de junio 2017, 07:21

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Se les identifica porque portan una medalla con la imagen de la Santina por un lado y la del Santuario de Covadonga por otro. Ellas, mayoría, la llevan colgada al cuello con una cinta con los colores de la bandera de España. Ellos, prendida de la solapa de la chaqueta. A las dos de la tarde del domingo, puntuales, están sentados en la bancada izquierda de la iglesia de Santo Domingo, en Ciudad de México. Eligen esa parte del templo para estar más cerca de la Virgen de Covadonga, su Virgen, que, vestida con manto verde y oro, preside un hermoso retablo barroco del siglo XVIII. Son asturianos o descendientes de asturianos. Miembros de la Cofradía de la Virgen de Covadonga, fundada en 1785 y que en la actualidad cuenta con cerca de cuatrocientos devotos. Cada segundo domingo de mes se reúnen en este templo del centro histórico de Ciudad de México, pero en esta ocasión han cambiado su cita habitual para hacerla coincidir con la visita al país del abad de Covadonga, que el viernes bendijo en León (Guanajuato) las nuevas instalaciones del Instituto Oviedo y la facultad de Filosofía, obra del financiero asturmexicano Juan Antonio García. La visita de Juan José Tuñón es histórica. Nunca antes un abad de Covadonga se había encontrado en Ciudad de México con miembros de la cofradía y mucho menos había oficiado misa en Santo Domingo, ante la imagen de la patrona de Asturias. «Es como un milagro. Una cosa que nunca imaginamos que pudiera ocurrir», confesaba emocionada la actual presidenta de la cofradía, Eloísa Galán. «Es muy emocionante. Nos sentimos como la primera vez que vino el Papa a México», comparaba.

También para el abad la misa del domingo encerró una fuerte carga emotiva. Apenas a un mes de despedirse del cargo para convertirse en párroco de la iglesia de San Francisco de Asís de Oviedo, no ocultó que vivía «un momento muy especial». Y lo es porque, contó, cuando llegó a Covadonga hace nueve años pronto «percibí la cantidad de gente procedente de países americanos que acudía» al Real Sitio. «A partir de entonces, pensé que había que procurar el acercamiento con la emigración asturiana y sus descendientes». Por eso «soñaba con tener un día la oportunidad de encontrarme con ustedes en la iglesia de Santo Domingo. Estamos a miles de kilómetros, pero la Virgen de Covadonga nos congrega, nos reúne y nos une», destacó durante la misa que concelebró con el padre Julián Pablo Fernández, de padres naturales de Viella (Siero), y en la que tuvo un especial recuerdo para Cecilio Testón, cronista de las dos Peñamelleras, y Ángel Fuentes, familiar de la presidenta de la Cofradía de la Virgen de Covadonga de México, ambos recientemente fallecidos.

Habló también Juan José Tuñón de los «gestos sencillos que intensifican los lazos que nos unen a ambos lados del Atlántico» y, para reforzar sus palabras, los miembros de la cofradía le agasajaron con una copia del libro del siglo XVIII que dictaba las normas de la congregación, un llavero con las imágenes de la Virgen de Covadonga y la Virgen de Guadalupe y una lámina del retablo de la Santina de la iglesia de Santo Domingo, el más antiguo de Latinoamérica.

La ceremonia concluyó con las notas del himno de Covadonga al órgano y del 'Asturias, patria querida' interpretadas a la gaita por Jimena Orejas Bueno, nieta del filósofo Gustavo Bueno.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios