Carnaval de Avilés | La Liga de la Justicia inicia su mandato con un gélido acto de coronación

La coronación se celebró ayer en la Plaza de España, un acto poco solemne y más bien gélido, y no solo por la temperatura. Poco público, apenas medio centenar de personas en un primer momento, pocos disfraces y sin ningún derroche de chispa. Fue un acto frío, un visto y no visto que terminó sin más, con un «¡Qué comience el carnaval!» exclamado sin excesivo convencimiento.

Sobre un escenario flanqueado por sendas imágenes de Nefertiti, quizá Nefertari, quién sabe, Escena Apache intentó hacer subir la temperatura con un espectáculo teatral ambientado en África, el continente al que está dedicado el Antroxu. Comenzó bajo los acordes de la banda sonora de 'El hombre y la tierra', la serie documental de Félix Rodríguez de la Fuente, si bien el protagonista no era el inolvidable documentalista, sino el médico y misionero británico David Livingstone, una de las mayores figuras de la historia de la exploración.

El guión contenía alusiones a las pensiones, «que en África están fatal», a la posible cooficiliadad del asturiano, al llamado lenguaje inclusivo y al que da rodeos para evitar nombres o expresiones considerados políticamente incorrectos desde algunos sectores de la sociedad. «Estoy en el continente negro. ¡Negro no, de color! Sí, de color negro», admitió Livingstone.

Después aparecieron un guerrero, de color, color negro, Cleopatra, la reina más famosa del Egipto faraónico, y finalmente los integrantes de la Liga de La Juventud, ataviados de exploradores, al estilo Livingstone. «Venimos desde África para explorar Avilés. Estuvimos comiendo sardinas y exploramos unas cuevas en la Casa de Cultura, donde encontramos un jeroglífico que no supimos descifrar. ¡Allí casi perdemos a una exploradora! También hemos oído hablar de un río espumoso, el río Galiana», manifestó el portavoz del equipo explorador.

Así se llegó al momento cumbre de la noche, al de la coronación. Todos y cada uno de los componentes de La Liga de la Justicia recibieron la correspondiente corona, aunque a uno le duró poco. Se la quitó un 'mono', el último personaje que se sumó al acto de coronación. Unas palmas fueron suficiente para convencerle de que debía devolvérsela a su legítimo propietario y tras un corto baile se llegó el punto final del acto. «¡Qué comience el Carnaval!».