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El numeroso público que asistió al desfile observa el paso de la charanga A Folixa.

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El numeroso público que asistió al desfile observa el paso de la charanga A Folixa. JORGE PETEIRO

Desfile de antroxu en Gijón | A bordo de la máquina del tiempo

La Edad Media, los años 20 y los 80 volvieron a la vida en el pasacalles de antroxu

Óscar Pandiello

Gijón

Lunes, 12 de febrero 2018

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La grandeza del antroxu está en poder ver a Freddie Mercury, Puigdemont y un cavernícola charlar distendidamente con una cerveza en la mano. Cada cual de su época y corte moral, que diría Loquillo, pero al fin y al cabo compartiendo buenos momentos y disfrutando de una ciudad colorida y volcada con las fiestas. Este lunes, el gran pasacalles del Antroxu de Gijón ofreció precisamente eso: una exuberante demostración de estilos, ritmos y épocas. No en vano, la música que sonó alternó desde el swing de los años 20 hasta la movida madrileña de los años 80 pasando por los ritmos del electro-latino más actual. Nadie quedó desatendido y, al final, todos pudieron disfrutar de una multitudinaria fiesta por las calles de la ciudad.

Durante más de dos horas, las charangas, las comparsas y asociaciones de diversa índole salieron desde la plaza de toros para encarar la avenida de la Costa. Para las primeras, el desfile resultaba esencial para completar su actuación del fin de semana sobre las tablas del Teatro Jovellanos. De la suma de ambas saldrá el ganador del XXXI Concurso de Charangas. «Hay un poco de nervios, pero es lo habitual. De la actuación del teatro salimos muy contentos, nos salió todo a la perfección. Y ahora esto, que es lo mejor de todo el antroxu», resumió Pablo Álvarez, uno de los integrantes de Os Brasileiros do Xixón, una de las formaciones más veteranas.

Vídeo. Las 'Sardashian', a bordo del coche que presidía el pasacalles. Jorge Peteiro

Pablo, que lució una espaldera de plumas al más puro estilo Río de Janeiro, ejerció como la «reinona de la charanga», un papel de responsabilidad ya que se encarga de arengar al público y a sus propios compañeros para que los ánimos estén siempre lo más arriba posible. «Aquí es donde más se goza. Ves a todo el mundo animado por la calle vitoreándote y aplaudiendo... El antroxu está en la calle, eso está muy claro», añadió este charanguero.

Por la avenida de la Costa desfilaron más de una decena de carrozas: desde pequeños remolques llenos de niños saludando hasta una monumental construcción dedicada a El Quijote y Sancho Panza. Está última, una de las más trabajadas de todo el antroxu, estuvo elaborada por la Sociedad de Festejos San Pedro de Castiello y contó con un pequeño ejército de molinos andantes.

Patatas fritas (sin polilla)

El humor, por su puesto, fue una de las armas más utilizada por los participantes en el desfile. Así, algunos vecinos de Pinzales salieron a la calle convertidos en caja de patatas fritas. El lema: ‘Patata frita congelada sin polilla asegurada’. También hubo menciones a los colapsos en el Hospital de Cabueñes, a la labor del Sporting o a las quejas de exvoluntarios de Protección Civil. A todos ellos les respetó la lluvia, que el domingo obligó a suspender el desfile infantil de disfraces. El frío, eso sí, golpeó fuerte a los muchos gijoneses que salieron a la calle. Las capas de ropa, para muchos, se escondieron bajo el disfraz.

Entre las formaciones más coloridas destacó la comparsa O'Culo Moyáu, un clásico que no participaba en el desfile desde hace cinco años. Su vuelta resultó especial para la reina de la comparsa, un cargo que se asigna en función de la veteranía y que, este año, recayó sobre Erika Antuña. «Del trabajo de calle, las coreografías y la puesta en escena me encargo yo. Llevamos con esto desde noviembre y la verdad es que volver a salir es muy emocionante», resumió. A cuestas, al igual que muchas compañeras, una espaldera repleta de plumas y un disfraz repleto de fantasía. «Una vez acaba esto ya se empieza a pensar en el del año siguiente», resume Antuña. Todavía queda por saborear el entierro y el funeral de las sardinas, pero el antroxu de 2019 ya está en la mente de muchos.

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