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María Delfina Penín muestra el documento por el que su exsuegra pide su desahucio y el de sus dos nietos.
«Podemos quedarnos en la calle»

«Podemos quedarnos en la calle»

La abuela de los niños reclama la propiedad del domicilio conyugal en Barros tras el divorcio de mutuo acuerdo con su único hijo

MARTA VARELA

Miércoles, 11 de junio 2014, 00:49

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«Lucho por mis dos hijos, pero no entiendo nada de lo que está pasando, podemos quedarnos en la calle sin más», aseguraba ayer a EL COMERCIO, angustiada, la joven langreana María Delfina Penín. La causa: el posible desahucio de su vivienda conyugal, en la localidad de Barros, solicitado por su exsuegra, que asegura tener la propiedad del piso. Todo empezó el pasado mes de enero cuando María se divorció de mutuo acuerdo de su esposo. En el acuerdo se reconocía como vivienda familiar el citado piso de Barros, donde la joven vive desde entonces con sus dos hijos de ocho y diez años. Ahora podría perderla.

Hace unos días y, «por sorpresa», recibió una comunicación para acudir a un acto de conciliación, mañana a las 10 horas. En la vista, su exsuegra, P. C. D., que vive con su hijo F. H. C. (exmarido de Delfina) tiene previsto reclamar las llaves del piso en el que vive con sus hijos. Mantiene su exsuegra, y abuela de los dos niños, que le corresponde la propiedad de una parte del domicilio así como el usufructo de la otra tras morir su esposo.

Pese a las negociaciones, el acuerdo ha sido hasta ahora imposible. La abuela -asegura María Delfina- continúa reclamando que sus dos nietos salgan de la vivienda, a pesar de que mantiene el contacto con ellos, ya que cada quince días, en fines de semana alternos, la visitan en su casa, donde también vive el padre de los menores, tal como recoge el acuerdo del divorcio.

No obstante, María Delfina lo tiene claro: «Sólo entiendo que pueda ser por venganza hacia mí, pero no se dan cuenta de que están haciendo mucho daño a mis hijos». Explica que «los muebles son míos. No me niego a irme, pero no puedo asumir un alquiler. Si el padre de mis hijos me ayuda a asumir el alquiler, me voy y les dejo la casa». Su exmarido está, en la actualidad, en situación de desempleo y «sólo pasa cien euros al mes por cada niño, pero no comparte ningún otro tipo de gasto. Yo trabajo como cocinera, pero no puedo asumir todos los costes». Vecinos y amigos de la familia explicaban ayer que «no sabemos como se llegó a esta situación, la abuela tiene una casa y no necesita la de sus nietos». «Yo no quiero quitarles la casa, pero -a día de hoy- la necesitamos para vivir», concluye María Delfina.

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