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El poblado de Rioseco, a vista de pájaro

El poblado de Rioseco, a vista de pájaro

El Ayuntamiento de Riosa construye un mirador sobre las antiguas tolvas de las minas de Texeo | La obra comprende también la habilitación de 90 metros de galería de una bocamina, que podrá visitarse a partir de finales de mes

Ruth Arias

Martes, 4 de agosto 2015, 18:45

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En Riosa los vecinos aún se acuerdan de cómo era la vida en el poblado minero de Rioseco, aquel en el que vivían familias enteras de picadores, el ingeniero e incluso las mulas que tiraban de las vagonetas de mineral. «Había cocineras, chicas de servicio, un bar, un botiquín...», recuerda Manuel Díaz, un vecino de Llamo. Ese mismo lugar hoy parece un pueblo fantasma, en el que se alternan los edificios perdidos con otros semiderruidos y algunos, los más afortunados, restaurados parcialmente. Los habitantes de Rioseco se fueron hace ya más de medio siglo, cuando cerraron definitivamente las minas de cobre que presumen de ser las más antiguas de Europa.

La historia de las prehistóricas minas de cobre de Texeo se escribe entre interrupciones. Fueron explotadas intermitentemente a lo largo de sus 4.500 años de historia y también están siendo intermitentes las obras para adecuar las instalaciones a un nuevo uso turístico, que avanzan lentamente y por fases desde 2009. Ahora está en marcha la tercera, que comprende la construcción de un mirador sobre la tolva y la adecuación de un tramo de una de las bocaminas para que pueda ser visitada por el público.

Todo depende de la climatología, pero si continúa luciendo el sol, el mirador estará finalizado a finales de mes. A partir de entonces será posible caminar sobre un puente de madera de 25 metros de longitud sostenido por vigas de hierro y, desde allí, asomarse a ese poblado que también tiene planes de futuro, disfrutando de un ángulo de visión inédito e incomparable. Todo un reclamo turístico.

«Siempre dijimos que hubiera sido mejor invertir este dinero (157.200 euros procedentes del plan Leader) en arreglar las casas por dentro, pero esto ya está en marcha y queremos potenciar la zona para el turismo de montaña», explica Ana Díaz, la nueva alcaldesa del concejo. Acaba de llegar al cargo y hereda el proyecto del mirador de su antecesor, el socialista José Antonio Muñiz.

Los tres edificios que alojaban las viviendas de los obreros se restauraron entre 2009 y 2010, pero solo de modo parcial. De los tres edificios, solo se actuó en el interior de uno de ellos, mientras que de los otros dos únicamente se rehabilitaron las techumbres y fachadas. En aquella misma fase se recuperó la chimenea y se cerraron algunas bocaminas peligrosas.Con posterioridad, se acometieron labores de desbroce de todo el perímetro del poblado gracias a un taller de empleo de Fucomi (Fundación Comarcas Mineras). Hoy, sin embargo, la hierba ha vuelto a crecer y a invadir la zona.

El proyecto de rehabilitación de las minas de Texeo está aún muy incompleto, y queda mucho por hacer para convertirlo en un auténtico centro turístico y en una referencia, pero este verano, por fin, podrá disfrutarse de algo, ya que esta fase, además del mirador, permitirá acceder a una de las galerías de la última época. «En total son 900 metros de longitud, y se pretende que la gente tenga la sensación de que se adentra en una mina», explica el geólogo Francisco Ruiz, autor del proyecto, consciente de que avanzar más allá del tramo habilitado, de unos 100 metros, sería «muy comprometido».

Los primeros metros transcurren bajo una bóveda de cañón construida en ladrillo, pero pronto el visitante se encontrará con una techumbre de piedra. Entre otras curiosidades, podrá ver una pequeña fuente que mana de una de las paredes laterales, muy cerca de la misma entrada, que los mineros podían utilizar para lavarse las manos cuando salían del tajo.Aunque esta bocamina, que se construyó en los años 50 para anular los baldes y bajar por extraer por ella el mineral, nunca llegó a funcionar para tal fin. Un brusco descenso de los precios del cobre puso fin a la actividad minera en Texeo.

Un proyecto ambicioso

La intención del Ayuntamiento es permitir una entrada regulada de visitantes a la bocamina, mientras que el mirador será de libre acceso para todos aquellos que se acerquen a este enclave. Pero el plan para Texeo ha sido siempre mucho más ambicioso, y comprende la rehabilitación integral de los edificios de viviendas, que podrían convertirse en un albergue y acoger otras actividades, y también de la denominada «casa del ingeniero», un edificio ligeramente distanciado de los anteriores del que solo se conservan las fachadas. Entre las opciones se baraja poder sacar a concurso en el futuro la explotación de todos estos recursos.

La esperanza es recuperar los fondos mineros retenidos para poder continuar los trabajos, porque para el Ayuntamiento de Riosa, sin la colaboración de otras administraciones, obras de esta envergadura resultan inasumibles.

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