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La Fiscalía pide 28 años de cárcel para un acusado de abuso continuado de menores

Contactaba con ellas por WhatsApp y se hacía pasar por adolescente, después les decía que estaba enamorado y les pedía vídeos sexuales

E. C.

Martes, 3 de mayo 2016, 00:18

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La Fiscalía del Principado solicita un total de 28 años de prisión, alejamiento, multas por valor de 7.200 euros, libertad vigilada durante diez años y el pago de las correspondientes indemnizaciones para un procesado por un delito continuado de corrupción de menores (once años), otro continuado de abuso sexual (doce) y dos de falsedad en documento mercantil (cinco años). Según la calificación del ministerio público, a la que ha tenido acceso Europa Press, el hombre contactaba con niñas de once y doce años a través de una aplicación mensajería -WhatsApp- y se hacía pasar por menor de edad para obtener fotos y vídeos de ellas de contenido sexual. Después, las compartía por internet.

El fiscal sostiene que el acusado llegó a mantener numerosos encuentros sexuales con una de las menores fingiendo ser el padre del supuesto adolescente. El asunto fue instruido por el Juzgado de Instrucción número dos de Laviana. La vista oral se celebrará el próximo día 23 de este mes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Oviedo, a partir de las 10 horas.

Los hechos se remontan al año 2014. En el mes de septiembre, el procesado entró en contacto telefónico por mensajería con una niña de once años de la que obtuvo su número por su hijo menor, que acudía al mismo centro escolar que ella. A través de la menor, el procesado consiguió los teléfonos de otras cinco niñas de once y doce años. Desde la Fiscalía se afirma que el procesado se hacía pasar por un adolescente, llamado en unas ocasiones Manu y en otras José, y les hacía creer que vivía en León o Barcelona.

En las distintas conversaciones que el procesado mantenía con ellas, les decía que estaba enamorado de cada una de ellas, que quería convertirse en su novio y les pedía a todas, en conversaciones independientes, que le enviaran fotos vestidas, en bikini, desnudas, de sus pechos y de sus órganos genitales.

Engaños

Tras un tiempo recibiendo estas fotos, y ganada ya su confianza, comenzó a pedirles que le enviaran vídeos de mayor contenido sexual. El procesado enviaba a las menores cientos de mensajes de texto a cualquier hora del día, diciéndoles a cada una de ellas que estaba enamorado de ella, que sería capaz de quitarse la vida si no le demostraba lo que le quería enviándole esos vídeos o también que terminaría con la relación si no accedían a ello.

Los vídeos comenzaron siendo de escasa duración para alcanzar después los treinta minutos, llegando a competir entre sí las niñas al contarles él la relación que mantenía con amigas suyas y el tipo de vídeos que le mandaban. El acusado buscaba conseguir vídeos de mayor contenido sexual.

El procesado también mantuvo contacto telefónico con varias menores de edad de la provincia de León. Con una de ellas, de doce años, contactó a través de su hijo menor y, una vez que habló con ella, esta le proporcionó el teléfono de varias amigas suyas, en concreto, de cuatro de once y doce años. Ante todas ellas se presentaba como Juan, un chico adolescente, y les pedía fotos y vídeos de contenido sexual, a lo que las menores accedieron.

Fotos volcadas a la red

El material que fue enviado por las menores al procesado era compartido por este con otros usuarios en las redes pedófilas; tenía instalado el programa Ares, utilizado para descargar y compartir servidores de archivos por internet, como se acreditó por parte de la Sección de Informática Forense perteneciente a la Unidad Central de Criminalística de la Policía Judicial de Madrid.

Asimismo, el procesado le dijo a una de las niñas, utilizando la identidad de Manu, que si le quería tenía que acostarse con su padre, presentándose el procesado, en fecha no determinada pero en todo caso entre el mes de mayo y septiembre de 2014, como «padre de Manu» y llegando a tener numerosos encuentros sexuales con la menor, unas veces en el domicilio de él y otras en su coche, entregando a la niña regalos que decían ser de parte de su supuesto hijo Manu.

El procesado grabó todos esos actos y los compartió después con otros usuarios en las redes pedófilos, como se acreditó por parte de la Policía Judicial.

El acusado, para mantener la comunicación telefónica con las menores y recibir los vídeos y las fotos que ellas le mandaban además de varias líneas telefónicas que tenía a su nombre contrató otras dos líneas a nombre de terceros, de los que imitó sus firmas para rubricar los contratos.

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