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La víctima, Roberto González, arropado por varios vecinos antes de comenzar el juicio en la Audiencia Provincial.
«Nunca quise matar a Roberto y pido perdón», dice el agresor de Grameo

«Nunca quise matar a Roberto y pido perdón», dice el agresor de Grameo

Carlos Mario González, que asestó seis puñaladas a la víctima, alega que fue atacado. El herido afirma que la agresión llegó «sin mediar palabra»

ALEJANDRO FUENTE

Viernes, 24 de junio 2016, 00:34

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«Nunca tuve intención de matar a Roberto. Estoy arrepentido; es algo que no hice en mi vida y pido perdón». Carlos Mario González Alonso admitía haber asestado varias puñaladas a quien fuera su amigo y vecino en el pueblo mierense de Grameo, Roberto González Álvarez. Lo hacía ayer ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial en Oviedo. El acusado -que se encuentra en prisión preventiva desde entonces- se enfrenta a la petición del fiscal de diez años de cárcel, pena que la acusación particular eleva a doce y medio por un delito de asesinato en grado de tentativa con alevosía. Por su parte, la defensa reclama un año por un delito de lesiones agravadas, ya que entiende que hubo ataque previo del demandante y que su representado actuó para defenderse.

Los hechos ocurrieron el 28 de julio de 2014. El acusado, con voz queda, explicó ayer que siempre tuvo una buena relación con Roberto; el motivo de que se rompiera esta amistad se encuentra en la búsqueda de un puerto de pastos para unas yeguas. «Cuando me enteré de que él ya tenía donde llevarlas y no me dijo nada -en mayo de ese año- sí que le dije que era un zorro y un hijo de puta», declaraba el agredido, quien estuvo ingresado más de cuarenta días por las heridas sufridas y de las que todavía tiene secuelas. «Me atacó sin mediar palabra y por la espalda, no me lo esperaba».

Esta versión fue apoyada por varios testigos de la acusación particular, vecinos de Grameo que vieron los hechos y que actuaron para frenar la agresión. «En dos o tres ocasiones gritó que le iba a matar mientras le retorcía la navaja en el cuello», decía uno de los testimonios.

La postura de la defensa, ejercida por el letrado Francisco Miranda Velasco, se centró en destacar algunas de las contradicciones de los testigos -como si atacó de espaldas o de frente, como afirmó una de ellas- para restarles credibilidad y afirmar en la sala que los testimonios «estaban dirigidos» con asesoramiento legal. Y es que Carlos Mario declaró que la víctima ya le había proferido insultos en varias ocasiones. «Ese día también, y me intentó dar con una vara que esquivé; lo que tenía que haber hecho, como en otras ocasiones, es haber abandonado el lugar y no entrar en provocaciones».

Diez centímetros de hoja

Pero no lo hizo y le asestó al menos seis puñaladas en varias partes del cuerpo. Los forenses declararon ante el tribunal que eran heridas mortales que requirieron de una atención de urgencia.

La defensa presentó como atenuante la reparación del daño al haber consignado 35.000 euros como pago de la responsabilidad civil. Pero ahora la Fiscalía reclama más de 80.000 euros y la acusación particular, ejercida por Rufino Menéndez Menéndez, pide más de 200.000 por las muchas secuelas que sufre la víctima.

Roberto declaró a poco menos de un metro de distancia de su atacante y hasta tuvo que representar la escena a pesar de que la defensa llevó a la sala un maniquí para ello. Lo buscó con la mirada, pero el acusado no la levantó en toda la sesión.

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