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Un grupo de montañeros, frente al refugio.
Brañagallones se llena antes de abrir

Brañagallones se llena antes de abrir

El refugio recibe peticiones de reservas a pesar de que todavía no está ni fijada la fecha de su reapertura

María Gancedo

Jueves, 11 de agosto 2016, 19:31

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El refugio de Brañagallones todavía no ha abierto, ni siquiera tiene fecha de inauguración, y el teléfono ya ha empezado a sonar para solicitar las primeras reservas. «De abrir en agosto tendríamos casi la mitad de las plazas ocupadas», dice Juan Rionda, presidente de la Federación de Deportes de Montaña y Senderismo del Principado de Asturias. Y es que la expectación para conocer en este refugio es máxima.

Su historia es singular. Fue concebido como un hotel de tres estrellas para cazadores, pero solo estuvo abierto cuatro años; cerró sus puertas en 2009.

De ahí que hoy, herencia de ese pasado con estrellas, todas las habitaciones de este albergue de montaña estén dotadas de armario que se complementará con un espacio mochilero al final del pasillo en la segunda planta, calefacción y baño privado; la capacidad de cada estancia es de entre cuatro a seis personas dispuestas en literas.

Y precisamente en los dormitorios de ese piso no colgarán números, sino que estarán identificados con los nombres de los picos de la zona como son la Peña el Viento, el Cantu lOso o el monte Redes. Solamente las habitaciones de servicio y las suites de la planta baja carecerán de nombre y tendrán camas matrimoniales. Eso sí, todas ellas disponen de una vista espectacular de la vega y los picos que la rodean.

Por su parte, la cocina con los huevos fritos con patatas y chorizo como plato estrella, estará abierta tanto para visitantes como para huéspedes. Los primeros dispondrán de una zona habilitada con una gran cristalera a la entrada tanto para comer como para tomar algo, mientras que los segundos podrán hacer uso libremente de las dependencias, siempre y cuando se quiten las botas en la puerta a cambio recibirán unas babuchas para no ensuciar la moqueta.

Otro de los puntos fuertes de este alojamiento a todo confort son las zonas comunes. A la entrada, además de un comedor, hay un gran salón con sofás y chimenea.

Y por si esto fuera poco está situado en un lugar privilegiado donde podría haber estado «el paraíso, de haber existido», asegura Rionda, uno de quienes más ha defendido que las instalaciones se abrieran para el disfrute de todos.

Un parecer que comparte José Manuel Prado, guarda del refugio. «Está situado en uno de los enclaves más emblemáticos de la cordillera Cantábrica y lo mejor es que está pensado para todo el mundo: cazadores, montañeros o familias. Además, como está situada en una zona de pasto, los ganaderos también podrán aprovecharlo», detalla este vecino de Caso para quien empezar a trabajar en la braña de los urogallos «es una satisfacción enorme».

No en vano, para los vecinos de Caso la apertura de este establecimiento que estuvo cerrado más de siete años es «un paso muy importante para atraer a más visitantes a Redes», reconoce el alcalde, Tomás Cueria. Por ello seguirán trabajando por mejorar los accesos. Y es que los doce kilómetros de pista que separan el pueblo casín de Bezanes y el refugio a través de frondosos bosques de hayedos y carrascos solo se pueden realizar a pie.

Y caminando llegaron a la vega los montañeros Carlos Jesús Díaz y Marcos Díaz. «Hacemos salidas desde hace tiempo e intentamos buscar cada vez rutas nuevas. Esta se puede hacer tranquilamente. Es larga, pero no difícil. Nosotros hemos tardado dos horas y media», dijeron estos alleranos, quienes afirmaron sentir una sensación de libertad y tranquilidad en el entorno de la Vega.

Y aunque no suelen alojarse en refugios consideran que la próxima apertura del albergue casín es «una muy buena idea. Tanto para quedarse a dormir como para usarlo de punto de avituallamiento», señaló Carlos Jesús antes de continuar su ruta por alguna de las sendas que parten de esta braña verde.

Últimos retoques

Pero hasta que el refugio empiece a funcionar a pleno rendimiento y cumpla esa función aún quedan algunas cosas por ajustar.

Si bien las semanas anteriores se hizo una mudanza para retirar todos los elementos decorativos de valor, se arregló el tejado y se eliminaron las humedades, estos días los trabajos se centraron en la puesta a punto de toda la instalación eléctrica con bombillas de bajo consumo. Además se estuvo trabajando en el suministro y potabilidad del agua y en el acristalamiento de las ventanas.

Por lo que se refiere a los muebles ya están prácticamente todos. Solo faltarían las literas, que fueron encargadas en una carpintería de Caso y ya están de camino. «Serán de 90 por 1,95 para que los huéspedes estén lo más cómodos posible», indica Antonio Alba, vicepresidente de Federación de Montaña asturiana.

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