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Las cofrades Marga González y Marga Gandullo.
Los nabos, de La Foz a Tokio 2020

Los nabos, de La Foz a Tokio 2020

La Cofradía Amigos de Los Nabos de la Foz de Morcín distingue a Craviotto, Pedro Morán, Margarita González y el IES Valle de Aller

MARTA VARELA

Domingo, 15 de enero 2017, 01:47

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«Ye de la Foz el meyor pote de nabo y lo come la xente per Sant' Antón», se cantaba en la mañana de ayer en la localidad morciniega de La Foz. En la misma se reunían representantes de 34 cofradías españolas, francesas y portuguesas para honrar al nabo. La Cofradía Amigos de los Nabos de La Foz de Morcín recibió en el desarrollo de su XVIII Gran Capítulo como miembros honoríficos al piragüista y medallista cuádruple en la Olimpiadas, Saúl Craviotto, al cocinero Pedro Morán, el IES Valle de Aller y su escuela de Hostelería, representados por su directora, Margarita Gandullo, y a una riosana, la cantante y presentadora Margarita González.

La jornada comenzó con un desfile por las calles de La Foz. Acto seguido se visitó el mercado de productos agroalimentarios y, finalmente, tuvo lugar la ceremonia principal del Gran Capítulo. En ella se entronizó a los cuatro nuevo cofrades.

Cuatro cofrades bien diferentes, la más cercana riosana Marga González, cantante del grupo Tekila, se sentía como en casa y agradeció a todos que «os hayáis acordado de mí, soy muy feliz». Grandes conocedores, defensores y divulgadores de los nabos en la cocina son el elenco de profesores y alumnos de la escuela de Hostelería del IES de Moreda. Su directora Margarita Gandullo defendió el uso de los nabos asturianos y su introducción en la educación de los futuros cocineros. Así aprovechó para dar el premio al IV Concurso de los Nabos en la Cocina que este año tuvo sabor femenino. Seis recetas llegaron a la final y la ganadora resultó ser obra de una única mujer que llegó a ella. Covadonga Canto convenció al jurado con una vasito (confeccionado con nabos cocidos) relleno de marisco y presentado sobre salsa coral.

El tercero de los nuevos cofrades llegó con la ambición de continuar «defendiendo un producto de calidad: los nabos asturianos rechonchos, deformes y sucios pero muy guapos, y muy nuestros», aseveraba el cocinero Pedro Morán, de Casa Gerardo (Prendes).

Morán estaba feliz entre dos elementos que adora, la gente de su tierra y un gran producto, los nabos. Reconoció su apuesta firme por la reintroducción de los nabos en la alta cocina y de conservarlos en las recetas más tradicionales. «Todos los años sacamos un plato de nabos en nuestra cocina contemporánea» recordó, después de relatar a los presentes los entresijos de algunas de sus más famosas recetas de nabos. El cocinero estaba especialmente feliz entre nabos.

De buena altura, 1,92 metros, fue el cuarto cofrade, el piragüista y flamante doble campeón Olímpico, Saúl Craviotto. El deportista se comprometió con los presentes en «introducir los nabos en mi dieta para llegar a Tokio 2020». Craviotto celebró junto a su familia dos grandes acontecimientos, ser nuevo cofrade y el segundo cumpleaños de su hija Valentina, que siguió muy atenta la ceremonia junto a su madre y abuelos.

Les casadielles

Si no puede faltar un buen pote de nabos en las cocinas asturianas, tampoco se pueden olvidar les casadielles. Por eso, este próximo martes inmerso en la festividad de San Antón esta localidad morciniega celebrará el VIII Concurso Mundial de Casadielles.

Cada aspirante, para poder concursar, deberá elaborar seis casadielles a la manera tradicional asturiana, con una base de masa de hojaldre o cualquier otro tipo de pasta, rellenas de nueces, avellanas o una mezcla de ambas, con un posible aderezos de azúcar y anís.

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