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José Sariego en su establecimiento, que tiene en traspaso.
Ca Sariego, un ultramarinos de 70 años en riesgo de desaparición

Ca Sariego, un ultramarinos de 70 años en riesgo de desaparición

Asegura que «más que un comercio, es un punto de reunión donde los vecinos hablan de las novedades del pueblo»

A. FUENTE

Jueves, 29 de junio 2017, 00:14

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Se desconoce si la tienda de ultramarinos de La Foz, Ca Sariego, cerrará o seguirá abierta. Lo seguro es que culmina una etapa con la jubilación de su propietario, José Sariego. «En septiembre cumplo 65 años y el retiro lo tengo previsto para marzo. Por eso, ofrezco la tienda en traspaso, para ver si alguien quiere dar continuidad al establecimiento o hay que echar el cierre», dijo.

Es un negocio que abrieron al público sus padres en 1948, y que él asumió en la década de los ochenta. Hubo cambios de ubicación, pero siempre se mantuvo la característica particular de este tipo de comercios, con los comestibles y productos de primera necesidad. En Ca Sariego, los vecinos encuentran todo tipo de enseres para cubrir sus necesidades, desde calzado, ropa, artículos de ferretería, librería y hasta artículos de mercería. «Así es como se abrió en su época y así se ha mantenido en todo este tiempo», advierte. Se trata de uno de los pocos comercios de la zona, junto con el economato de Hunosa, una carnicería y el quiosco.

«Este establecimiento siempre ha sido algo más que una tienda», dice el propietario ya con la pena de ver que se acerca el final de una etapa. «Este lugar siempre ha sido, y sigue siendo, un punto de reunión de los vecinos para debatir sobre los asuntos del pueblo o sobre las novedades del mismo», afirma Sariego. «Es cierto que me da mucha pena dejarlo y, sobre todo, desconocer si tendrá continuidad, pero esto es así; los vecinos también me expresan esta preocupación, y la empleada que tengo, pero a ella le digo que la gente trabajadora siempre encuentra un empleo».

Sariego deja el mostrador de la tienda de ultramarinos, pero advierte de que seguirá trabajando por el pueblo al frente de la Cofradía de los Amigos de los Nabos, que organiza anualmente su capítulo, con la Hermandad de la Probe y por el Museo de la Lechería. «Son trabajos que solo acarrean un beneficio personal; que no digan que acaparo, si alguien quiere el relevo, que lo diga», expresó.

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