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Caso abre el paso para salvar el argayo y las obras se paralizan por inseguridad

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Vehículos todoterreno circulan por el paso alternativo habilitado para salvar el argayo. A la derecha, el alcalde de Caso, en la entrada de la ruta provisional. Sobre estas líneas, un grupo de vecinos llegó al argayo en un taxi gratuito para coger un autobús que realiza la línea de Arrobio a El Campu y de Anzó a Laviana. FOTOS: JUAN CARLOS ROMÁN

«Este argayo está asfixiando a Caso»

La aparición de una gran grieta cerca de la cima de la montaña dañada hace necesario solicitar un informe a Minas ante el riesgo de que caiga la roca

MARTA VARELA

ANZÓ (SOBRESCOBIO).

Martes, 10 de abril 2018, 00:12

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Diez minutos son necesarios para cruzar el kilómetro que recorre el camino provisional que se abrió ayer en Anzó para salvar el argayo de Caso. La situación en este lugar es complicada. Ya se ha habilitado la circulación alternativa a un lado a otro del desprendimiento, un acceso apto solo para los vehículos todoterreno autorizados. También hay un taxi gratuito en ambos puntos del argayo, de 7.30 a 21 horas. Pero el principal problema ahora se cierne en que las obras de reparación del argayo están paralizadas, porque los trabajos se desarrollan sin la seguridad necesaria ante el riesgo de que la roca se venga abajo. Es la radiografía de un día importante para los casinos que acabó siendo «una decepción», en palabras de varios vecinos, a pie del desprendimiento.

A las siete y media de la mañana ya se podía transitar por el paso provisional. Se trata de una solución temporal que discurre por unos 750 metros de la Vega La Peral y después prosigue durante más de 200 por la antigua carretera. Gracias a esta vía, es posible sortear el argayo de la AS-117. Eso sí, hay que circular con precaución por lo que el trazado se tarda en cruzar unos diez minutos. La circulación por este camino está restringida a los todoterreno autorizados.

A pesar de las limitaciones muchos casinos se mostraron satisfechos con la medida. Los primeros en estrenarlo fueron los estudiantes del concejo, el panadero, la cartera Nieves Fernández quien confesó que estaba «cansada ya de ir por Arnicio», los fontaneros, y Mariano Blanco Testón, vecino de La Felguerina, quien dijo que «por fin pude conseguir gasolina para el coche». Pero la alegría duró poco. Enseguida, los vecinos que pasaban se percataron de que las máquinas no estaban trabajando en las labores de saneamiento de la montaña, a pesar de que los trabajadores de la zona.

Al parecer, las labores que se desarrollan en la parte baja del desprendimiento no parece que estén dando los avances previstos. Además, como adelantó ayer EL COMERCIO, la aparición de una grieta a escasos metros del saliente de la cumbre de la montaña, que amenaza con caerse, obligó a paralizar los trabajos a la espera de que desde Minas se emita un informe que arroje luz sobre los trabajos y su posible continuidad. Y es que los geólogos que están pendientes del desarrollo de las actuaciones mantienen dudas sobre las mismas. No se descarta, incluso, reiniciar trabajos desde otro punto. Al parecer, el desprendimiento se produjo «en el peor tramo de la AS-117, una especie de cuello de botella donde trabajar es complicado», puntualizaron.

El argayo se produjo el pasado día 22 de marzo y ha dejado aislados a 1.500 vecinos del municipio de Caso. Muchos no entienden cómo «se nos castiga con utilizar la Collada de Arnicio, porque si quieren ya estaría asfaltada y en buen estado para sernos útil, pero no les importamos», manifestó un trabajador del sector servicios cansado de utilizar esta vía «tantos días», dijo. La situación preocupa en especial al alcalde de Caso. Miguel Ángel Fernández pasa horas en las cercanías del argayo. «Este desprendimiento está asfixiando a Caso, nos está matando», afirmó.

Sin avances

El paso alternativo, para el presidente de Foro Caso, Javier Coya, no ha supuesto mejoras para los vecinos y los empresarios. Consideró que «los vecinos de Caso creíamos que tendríamos una solución provisional para abandonar el aislamiento pero no ha sido así, o dispones de dos coches o te vas o por Infiesto, lo que supone una hora más de viaje en cada trayecto».

Algo que ratificaban ayer algunos vecinos, según quienes, «los que vivimos en los pueblos necesitamos tener dos coches porque el autobús solo nos lleva a la capital, poca solución nos han dado», indicó Luis Alberto Diego que tiene que trasladarse de El Campu a Orlé por sus propios medios, porque el coche queda al otro lado del argayo para cuando regrese. Criticó que «no todos tenemos todoterreno». Por su parte, empresarios y hosteleros continúan acumulando pérdidas. Lamentaron que «los vehículos de los clientes no están autorizados».

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