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L. M.
GIJÓN.
Martes, 24 de octubre 2017, 00:40
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No eran necesarios muchos estudios para determinar que lo de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy nunca fue una fórmula de éxito. En lo académico, la novedad del estudio realizado por investigadores del grupo ADIR (Aprendizaje, Dificultades, Inteligencia y Rendimiento) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, publicado en la revista 'Frontiers in Psychology', viene a confirmar que esa tendencia a aplazar las tareas tiene consecuencias en el rendimiento académico. Y que éstas son más negativas en los estudios a distancia y semipresenciales que en los aprendizajes presenciales.
La mala costumbre del 'ya lo haré mañana' tiene un nombre: procrastinación. El equipo multidisciplinar que ha desarrollado este estudio -formado por psicólogos e ingenieros informáticos y encabezado por los profesores José Carlos Núñez y Rebeca Cerezo- sostiene que las conductas procrastinadoras son «un buen predictor del rendimiento académico».
Los resultados de su investigación han mostrado que durante el curso se pueden extraer evidencias de demora en la interacción de los alumnos que conllevan un rendimiento académico bajo.
«Sin embargo, cuando se observaron indicios de una buena gestión del tiempo, el rendimiento no solo fue satisfactorio, sino alto». En este sentido, apuntan, «la conducta procrastinadora se perfila como una variable central para mejorar el proceso de aprendizaje y como una disciplina con enorme potencial para la predicción de la conducta».
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