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Viernes, 8 de septiembre 2017, 14:49
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«El Aeropuerto de Asturias vulnera reiteradamente los derechos de las personas con discapacidad o movilidad reducida en los desplazamientos de los aviones a la sala de recogida de equipajes». Es la denuncia realizada en Facebook por Mariano Lugones Nava, indignado después de que los responsables del aeródromo asturiano obligasen a un niño discapacitado a recoger su silla de ruedas en la cinta de equipaje.
El menor, que aterrizó en Asturias este mismo jueves en un vuelo de Air Europa procedente de Tenerife, tuvo que trasladarse hasta la terminal para recoger su silla. «El aeropuerto de Asturias es el único de España que se niega a entregar las sillas de ruedas eléctricas a las personas con movilidad reducida en la zona de llegadas». Según señala, el aeropuerto asturiano incumple la normativa europea al obligar al personal de rampa a «depositar las mencionadas sillas de ruedas, con un peso aproximado de 100 kilos, en la cinta de llegada de maletas».
En la publicación, denuncia que, a pesar de las reiteradas peticiones de las asociaciones que representan a este colectivo y de las denuncias de usuarios particulares, el aeropuerto «limita el acceso a las mencionadas instalaciones a las personas con movilidad reducida».
Fuentes oficiales del aeropuerto asturiano aclaran, sin embargo, que «por protocolo» todas las sillas de ruedas han de viajar como equipaje facturado y, por tanto, una vez en la terminal, pasar por la cinta de equipaje. Según explican, las personas con movilidad reducida que vuelan con destino el Principado de Asturias son recibidas a pie de pista por personal del servicio de atención a personas con algún tipo de discapacidad que AENA implantó en toda la red en el verano de 2008.
Es este personal, «perfectamente capacitado», el que los traslada en otra silla de ruedas hasta la terminal, donde se encargan de recogerles su silla de la cinta de equipaje y les ayudan a pasar a ésta. Apuntan que así se pretendía actuar en este caso, pero que «el padre del menor se negó a que le bajasen la silla de la cinta al suelo».
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