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Iglesias Riopedre viajó a Barcelona y Tenerife sin saber que pagaba Igrafo

La Audiencia ve verosímil que Otero «engañara» a los amigos a los que pidió dinero para regalar un vuelo

Ramón Muñiz

Gijón

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Miércoles, 13 de septiembre 2017, 14:20

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Siendo consejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre viajó a Barcelona y Tenerife, en desplazamientos que fueron organizados por su subordinada, María Jesús Otero, y que fueron financiados en gran parte por Igrafo. La fiscalía y el Principado interpretaban ese gasto como una corruptela que la empresa pagó al consejero, algo que la sentencia pone en cuestión. Según la conclusión a la que llegan, aunque consideran cuestionable parte de la versión exculpatoria expuesta por Iglesias Riopedre, conceden que resulta probable que ignorase quién le estaba financiando los desplazamientos.

La sentencia comienza analizando el viaje a Barcelona. El consejero alegó que era un desplazamiento oficial, para asistir a un congreso organizado por la Generalitat, y que no se explica cómo la factura acabó en Igrafo. La empresa costeó «precisamente, la parte no oficial del viaje que, lógicamente, quedaba fuera de la cobertura de la Generalitat», replica el tribunal. El congreso se celebró los días 23, 24 y 25 de noviembre, asistiendo el consejero a la primera jornada. «La organización cubría para el acusado la noche del 22 al 23 de noviembre de 2009 indicándose incluso en referencia al acusado tras la expresión VIP CONGRES que ya tiene reserva por su cuenta, para la noche del 22 tiene que abonar la diferencia de doble uso individual a doble directamente en el hotel se tiene que mantener la misma habitación», señala.

Es decir, que la Generalitat pagaba a partir del día 22, pero el hecho es que el consejero «anticipó su viaje al viernes día 20». Lo que financió Igrafo «fue, precisamente, las dos noches -la del viernes día 20 y la del sábado 21- en las que la presencia del acusado en Barcelona no era necesaria para asistir a esos compromisos. Y dicha entidad se hizo cargo asimismo del coste del desplazamiento».

Sentado lo anterior, la Audiencia matiza que «nada extraño hay en que el acusado entendiera que estaban dentro de la cobertura pública y no se planteara quién lo pagaba». Como hipótesis, ve factible por ejemplo que esos dos días extra se planteasen «como un exceso en las dietas cargadas por este viaje (algo impensable a día de hoy, afortunadamente, pero no tan extraño en aquélla época) de suerte tal que si el acusado manifestó a la acusada su interés en ir dos días antes -fue la acusada quien se encargó de la gestión en la agencia- ella le indicara que podría incluirlo en los gastos del desplazamiento, sin dar mayores explicaciones, comportamiento que nos situaría ante una irregularidad administrativa».

El desplazamiento a Tenerife también resultó controvertido. Se trata de una estancia durante un puente en un hotel de lujo, lo que, contados los vuelos del consejero y su esposa, dejó facturas por valor de 3.338,45 euros. La defensa aseguró que Iglesias Riopedre había aceptado aquello como un regalo de cumpleaños que le hacían unos amigos, y éstos declararon que, efectivamente, Otero les había propuesto el detalle, eligió el destino y se encargó de recoger el dinero y hacer las gestiones. «Como quiera que estas cantidades que los testigos dicen haber entregado a Maria Jesús no cubrirían ni de lejos el importe que realmente costó el viaje y que está acreditado que lo pagó» Igrafo, la conclusión «a que conduciría esta tesis exculpatoria es que Maria Jesús no solo engañó al acusado sino, también, a ese grupo de amigos, haciéndoles creer que el viaje se pagaría con lo que ellos entregaron, importe que presumiblemente se habría quedado ella para sí».

El tribunal se inclina por esa explicación, pero lo hace con ciertas reservas: «Resulta dificilmente asumible que si estas personas que se dicen pagadores del viaje sabían cuál sería el hotel de destino, creyeran que poniendo 200 o 300 euros por pareja -en total unos novecientos euros- podría sufragarse un viaje a Canarias que valía lo que hemos indicado». Estos «recelos» los reconoce la sentencia para el caso de que estuvieran al corriente de los detalles del viaje, los descarta si los ignoraba, y en todo caso, concluye que a efectos de establecer la responsabilidad de Iglesias Riopedre, da igual. «Si a Jose Luis se le dijo que se le hacía este regalo, que lo habían pagado entre todos y no se le informó de nada más, su versión no puede reputarse de todo punto inverosímil».

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