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El informe del descarrilamiento del Alvia «prueba que Pajares no está bien»

El informe del descarrilamiento del Alvia «prueba que Pajares no está bien»

Los ferroviarios señalan que «la norma es errónea: un puerto con tanto paso de mercancía necesita un mantenimiento y vigilancia mucho mayor»

Ramón Muñiz

Gijón

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Lunes, 18 de junio 2018, 01:25

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El servicio Alvia que venía de Barcelona encontró un carril roto en el puerto de Pajares y se salió de la vía, recorriendo 330 centímetros fuera de control. Ocurrió en la noche del 30 de septiembre de 2016. El tren llevaba a 78 pasajeros que resultaron ilesos gracias a que el descarrilamiento ocurrió dentro del túnel Canto del Estillero y sus paredes contuvieron la trayectoria del convoy. Así lo reconoce la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) en el dictamen que desveló ayer EL COMERCIO. Aprecian un «defecto de fabricación» del carril, con una fisura oxidada que inició el problema. Se trata de un riesgo que los operarios de prevención debían haber advertido. ¿Qué falló? Los auditores concluyen que los trabajadores cumplieron los protocolos que les son exigibles. «Dada la gravedad de las consecuencias que un suceso de este tipo puede ocasionar», lo que procede es ampliar los recursos humanos, técnicos y corregir esos protocolos, señala.

«Es que el tren se podía haber caído por un precipicio al salirse de la vía», subraya Luis Blanco Junquera, presidente del comité de empresa de Renfe y Adif. A su juicio, el dictamen de la CIAF confirma «que Pajares, como el resto de la red, no está teniendo un mantenimiento adecuado; hace falta más medios y personal».

Hay una labor de supervisión que realizan los operarios de vías y obras, recorriendo a pie la infraestructura un mínimo de dos veces al año. Como el carril fisurado estaba dentro de un túnel, la CIAF reconoce que haberse percatado del problema resultaba de «gran dificultad» dada la oscuridad del lugar. Para llegar a donde el ojo humano no lo hace, la norma prevé que dos veces al año supervise la zona un tren que ausculta la vía con ultrasonidos, si bien una de sus visitas es obligatoria y la otra opcional. La máquina había pasado por el lugar diez meses y 24 días antes, frecuencia que está dentro de la norma por los pelos. Lo que sorprendió a los auditores es que el informe resultante no encontrara defecto alguno en la vía, cuando la fisura debía llevar formándose desde hacía más de un año.

«Hay que mirar por qué el tren auscultador no lo advirtió; si es que está viejo o funcionaba con menos ultrasonidos de los debidos», plantea Juan Carlos Lora, de CC OO de Adif-Renfe. Con todo, el ferroviario estima que «la norma es errónea: un puerto con tanto tráfico de mercancías necesita un mantenimiento y vigilancia mucho mayor que el resto, porque su desgaste es más acusado». Si en un tramo normal el protocolo obliga a pasar una vez al año el tren auscultador, «aquí lo necesitaríamos dos veces al semestre».

Los resultados de la auditoría demuestran «hasta qué punto es urgente abrir la variante de Pajares; solemos pensar que lo importante es que ahorra 45 minutos de viaje, pero los maquinistas siempre dijeron que era también necesaria por seguridad», valoró Carlos García, coordinador del colectivo Asturias al Tren.

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