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Sábado, 21 de abril 2018, 02:37
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Javier Ledo mató a Paz Fernández la noche del 13 de febrero, fracturándole el cráneo con «un objeto contundente» cuando la mujer estaba en su casa, en Navia. Andaba con muletas por una lesión de rodilla pero fue capaz de trasladar el cuerpo hasta el embalse de Arbón, «sin ayuda de nadie». Aunque es un hombre menudo, «ella también lo era, y delgada; él tenía fuerza suficiente para eso». Ocultó el cadáver en las aguas, luego limpió la sangre y las huellas, y empezó a perfilar su coartada. No sabía que «con las técnicas de investigación que hay hoy en día, aunque te esfuerces mucho en borrar el rastro, siempre algo queda».
Lo cuenta Carlos Bello, capitán jefe de la IV compañía. A su cargo tiene a 149 guardias civiles para controlar todo el occidente. Los cinco que conforman el equipo de la Policía Judicial lideraron la investigación que, tras un mes, esclareció el crimen de Navia, «el caso más difícil que hemos tenido porque partimos de cero».
Son tipos especiales, siempre de paisano para infiltrarse en la población. «Llevan mucho tiempo en la zona, alguno más de dos décadas, y se conocen a todo el mundo; sobre todo es importante que sepan lo que se mueve en los ambientes de criminalidad», explica el mando. Uno de los aludidos lo corrobora: «Si no conozco a Pepito, conozco al que le trata y a través de él llego hasta Pepito».
Hablaron con todo el que tenía algo que decir. «Un día nos llamó una vidente; suelen aparecer cuando el caso sale en los periódicos, y tienes que escucharlas hasta que llega un momento en que ves que no tienen nada que aportar», comenta un investigador.
Esa labor constante les permitió ir verificando y descartando hipótesis. Ledo fue uno de los primeros sospechosos, no el único. «Se investigó a todas las personas que contactaron con Paz el último día, comprobando que no habían tenido nada que ver», explica. Con el coañés pasó lo contrario. Lo conocían, sabían que era la referencia de Paz en Navia, que había amenazado de muerte a su exmujer. Le interrogaron la primera noche y comprobaron que toda su coartada era mentira. Negó que la mujer hubiera estado en su piso, que él tuviera coche, que fueran algo más que amigos. «Todo lo desmontamos», explica el capitán jefe.
Los cinco se dividieron las tareas. «Uno que se encargó de estar en permanente contacto con la familia de la víctima», detalla el capitán jefe. Es una misión delicada en la que debe conjugar la necesidad de escarbar en la vida personal de la desaparecida, con el tacto «por la situación desagradable que estaban pasando». El especialista hablaba a diario con una hermana de Paz, la ponía al día de los avances, y le pedía una discreción que cumplieron. «Tuvieron mucha confianza en nuestro trabajo y eso ayuda», reconoce el oficial.
Otro compañero «se encargó de llevar el contacto con el detenido». Es «el que tiene más empatía con la gente». Hizo de sombra de Ledo en el momento del arresto, en el calabozo, en los registros. Conversación a conversación, le llevó a donde quería: pasar de negar los hechos a reconocerlos. El último día de la detención, el coañés pidió que llamaran a su abogado porque quería 'cantar'. «Lo que le motivó es que toda la versión que había mantenido la teníamos desmontada; ante eso pienso que quería liberarse de la mentira y que cree que la colaboración le será más beneficiosa», aprecia Carlos Bello. El sistema ofrece atenuantes a quien echa un cable para aclarar lo sucedido.
La Guardia Civil da el caso por cerrado «a la espera de que Criminalística termine de analizar los indicios». Son más de un centenar, localizados en la vivienda de Ledo y el coche de la víctima. «Estamos seguros de que entre ellos está el arma del crimen, pero para asegurar con certeza cuál es faltan parte de los resultados», comenta Bello. Según la confesión, el objeto sería un amasador de pan.
¿Se podría haber resuelto antes todo? El capitán cree que sí, que les perjudicó que las cámaras de las calles de Navia no aportaran nada. «Hubo una avería en todo el sistema; quizás las cámaras nos habrían permitido resolverlo antes», concede.
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