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ALEJANDRO FUENTE
LA FELGUERA.
Domingo, 10 de diciembre 2017, 03:23
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El joven Iván Castro Verdejo, de 31 años, apareció muerto con dos tiros en el interior de un garaje de La Felguera, ubicado en el número 10 de la calle Ingeniero Fernández Casariego. El cuerpo sin vida fue encontrado a las seis y media de la tarde del jueves por una pareja cuando iba a por su vehículo. ¿Qué es lo que sucedió? La Policía Nacional insiste en que se mantienen abiertas todas las hipótesis sobre el móvil del crimen. Pero lo que ya se conoce es cómo murió. EL COMERCIO ha tenido acceso a datos de la autopsia que determinan que la víctima recibió un primer impacto de bala en uno de los costados del cuerpo. Después, cayó al suelo. Una vez tendido, todavía con vida, Iván Castro fue rematado con un segundo disparo en la cabeza.
La investigación prosigue y se baraja la hipótesis de que Iván Castro Verdejo forcejeara con su asesino antes de ser tiroteado. Se están analizando las pruebas encontradas en el escenario del crimen, restos que podrían haber sido provocados por la pelea. También se mantiene la posibilidad de que la víctima conociese al autor del tiroteo, pero la familia mantiene que es más probable que lo estuviera esperando en el interior de la cochera. Los agentes estuvieron peinando la zona, en cubos de basura y alcantarillas, en busca del arma homicida. No ha sido encontrada.
El juez autorizó ayer por la tarde a la familia el traslado del cuerpo, desde el Instituto de Medicina Legal, en Oviedo, al tanatorio de Sama, donde se habilitó la capilla ardiente. El funeral se celebrará hoy a las 12.45 horas en la iglesia parroquial San Martín de Riaño. Después, se procederá al entierro en el cementerio de Pando, en Langreo. Fueron numerosas las personas que se acercaron ayer al tanatorio para despedirse de Iván Castro y dar apoyo a la familia.
Familiares y amigos se volvieron a mostrar disgustados con las palabras del delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo, quien el viernes llegó a decir que el crimen pudo estar motivado en un ajuste de cuentas por drogas. «No sabe el daño que ha hecho», decía el hermano mellizo del fallecido, Yonathan Castro. «Él nunca ha estado metido en esos temas, era un buen chico, que solo quería disfrutar de la vida después de luchar tanto contra el cáncer». De hecho, seguía en tratamiento para curarse de un linfoma de Hodgkin diagnosticado a mediados de la década del 2000. Por esa enfermedad, había logrado el retiro y cobraba una pensión. Vivía con su novia desde hace dos años a escasos metros del garaje donde guardaba su coche y en el que fue tiroteado.
«Ese señor ha manchado el nombre de mi familia», decía Yonathan recordando las palabras del delegado del Gobierno. Y se lamentaba, también, ante algunos de los «comentarios que hay en la calle».
El hermano niega también que él esté metido en esos asuntos. «Somos una familia de trabajadores, todo lo que tenemos lo hemos ganado con el sudor de la frente. Nadie nos ha regalado nada. Y no, tampoco iban a por mí, como se comenta por ahí. Yo solo me dedico a mi empleo, al fútbol y a estar con mi novia».
El hermano fue el primer familiar en llegar a la escena, el jueves. Al salir del trabajo, hacia las nueve y media de la noche, le avisaron de lo que estaba ocurriendo con cierta confusión, porque en un primer momento se creyó que era él. Llegó con su coche a la calle de La Felguera y allí fue informado por los agentes de lo ocurrido. Se echó las manos a la cabeza en señal de dolor. Poco después llegó su novia.
Se trata del tercer homicidio que investiga la Policía en menos de quince días en Asturias, tras las muertes de Daniel Capellán, en Llaranes (Avilés) el pasado 25 de noviembre, y de Adrián Gancedo, apenas 24 horas después en Villaviciosa. Ambos por heridas de arma blanca. A Capellán le asestó dos puñaladas el novio de su hermana, Eduard González, que huyó y sigue en paradero desconocido. A Gancedo le hirió mortalmente otro joven cuando trató de mediar en una pelea entre este último y su padre.
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