«Mantener la religión en las escuelas es necesario para el relevo generacional»
El obispo de Sigüenza-Guadalajara, el asturiano Atilano Rodríguez, pide al Principado que ayude a la Iglesia en la lucha contra la pobreza
MARIO ÁLVAREZ
GIJÓN.
Martes, 2 de noviembre 2021, 21:54
Atilano Rodríguez ha dedicado toda su vida a difundir la fe y los valores cristianos. A sus 75 años ha puesto su cargo como obispo de Sigüenza-Guadalajara -está al frente de esta diócesis desde 2011- a disposición del Papa, tal y como obligan las normas del Derecho Canónico cuando un prelado alcanza esa edad. «El hacerlo es obligatorio, pero, en cualquier caso, creo que es bueno dejar paso a la gente joven», señaló.
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Precisamente, el relevo generacional es su principal preocupación. Según apuntó el obispo de Singüenza-Guadalajara, nacido en San Julián de Arbás (Cangas del Narcea), el número de feligreses está disminuyendo paulatinamente. Esto, en lugar de verlo como una amenaza, lo prefiere valorar como «un reto». Y para afrontarlo con éxito, tiene clara cuál es la premisa básica: «Mantener la religión en las escuelas es necesario para garantizar el relevo generacional», argumentó. En este sentido, exigió a los gobiernos que no eliminen la asignatura del plan de estudios y que permitan a las familias escoger. Sobre esto último quiso poner el foco: «A nadie se le obliga a cursarla, pero resulta fundamental que las familias que lo estimen oportuno tengan la opción de hacerlo dentro del plan de estudios», opinó Atilano Rodríguez.
Asimismo, también defendió la importancia de que los padres se involucren en la toma de contacto de los niños con la fe. «Si no se les abre este mundo, resulta complejo que accedan al mismo», advirtió.
«Las personas sin techo tienen destrozada su autoestima. No sirve con darles una bolsa de comida», dijo Atilano
«No podemos solos»
Para el obispo de Sigüenza-Guadalajara, hay que actuar de forma inmediata: «Necesitamos un plan de choque real porque hay muchos ciudadanos que se encuentran en una situación crítica». Por ello, instó a todos los gobiernos, incluido al del Principado, a actuar para que no haya personas durmiendo en la calle. Que esto se produzca, «supone nuestro fracaso como sociedad».
Asimismo, recordó que la Iglesia, a través de Cáritas, se esfuerza, con los medios que tiene al alcance, en dar cobijo a las personas que carecen de vivienda y en reducir las colas del hambre. Estas últimas, según explicó, se han incrementado desde el inicio de la pandemia y reconoce que, pese a la enorme voluntad, «nosotros solos no podemos cubrir toda la demanda que se ha generado. De hecho, antes ya era casi imposible», confesó.
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Por consiguiente, resulta necesario «un plan ambicioso» para evitar una situación a la que «no nos debemos acostumbrar». Ahora bien, también advirtió de que no sirve con «dar una vivienda provisional y una bolsa con comida». Sin menospreciar ambas cuestiones, Atilano Rodríguez considera que la principal carencia que tienen las personas en exclusión es afectiva. «Necesitan cariño y apoyo psicológico porque tienen la autoestima destrozada. Muchos caen en adicciones, o incluso en graves enfermedades. Hay que demostrarles que la ayuda es recíproca porque ellos también son importantes para nosotros», pidió el obispo asturiano.
De sus palabras se desprende la forma en la que el obispo asturiano entiende la vida: «Como una ayuda continua y mutua». Por ello, encontró en la Iglesia el camino para poder sentirse «pleno».
Siempre antepuso lo profesional a su vida privada y por eso se fue de Asturias hace décadas. «Hay que estar donde uno más aporta», comentó. No sabe aún si volverá a la región una vez se retire, pero lo que tiene claro es que siempre estará predispuesto a ayudar en lo que pueda a su sustituto. En cualquier caso, la renuncia tardará en oficializarse, al menos, tres meses.
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