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Detalle de las lesiones que la niña sufrió en uno de sus pies.
Una niña de 19 meses, herida en  San Juan tras tropezar con un estrobo

Una niña de 19 meses, herida en San Juan tras tropezar con un estrobo

El objeto, cubierto de óxido y anclado al suelo de la playa, permanece oculto por la marea buena parte del tiempo, lo que propicia accidentes

BORJA PINO

Sábado, 28 de junio 2014, 00:45

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La fauna marina que frecuenta las aguas que bañan la playa de San Juan de Nieva cuenta desde hace tiempo con un nuevo ejemplar. Y no se trata de un extraño pez, ni de un molusco desconocido, ni tampoco de un alga misteriosa. El 'visitante' es un estrobo de metal, retorcido y cubierto de óxido, anclado al suelo de la playa, y que hace exactamente una semana causó heridas leves en los pies a una niña de 19 meses. Un suceso que ha llevado a su padre, Marcos Álvarez, a presentar una denuncia en las dependencias de la Guardia Civil.

El infortunado acontecimiento, que por suerte quedó en un mero susto, se produjo a primera hora de la tarde del pasado sábado, 21 de junio. «La playa estaba abarrotada, y un hombre dio el aviso de la presencia del estrobo», recuerda Álvarez. «Le estaba explicando lo que era cuando, de pronto, la niña se me escapó y tropezó». Las aristas del pedazo de hierro causaron rozaduras y pequeñas heridas en los pies de su hija, que tuvo que ser atendida en el puesto de salvamento de la playa. Al día siguiente «vi que aquello estaba un poco feo, así que nos fuimos al Centro de Salud de Corvera, para que la curasen por completo».

A día de hoy, nadie se explica cómo ese objeto -una suerte de cuerda trenzada con hilos de metal, que se usa para el transporte o agarre de objetos pesados- llegó a su ubicación actual. Está entre el espigón y el puesto de socorro llevan a Álvarez a pensar que, posiblemente, «sea un resto del antiguo muro de hormigón, o eso comenta la gente por ahí».

Independientemente de su origen, lo que parece claro que es su lugar no es, ni mucho menos, un espacio tan concurrido como la playa de San Juan de Nieva. «Cuando baja la marea el estrobo queda escondido, y si alguien se tira al agua de cabeza puede ocurrir una desgracia, además, puede provocar mil infecciones», expresa Álvarez.

Por ello, insta «al Ayuntamiento, a Costas o a quien tenga competencia, a que lo quiten. Es verdad que puede que no se vea todo, y que sea larguísimo, pero no es tan difícil de retirar».

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