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Ramón A. A. T., el homicida, fue evacuado tras su detención al Centro de Salud de Piedras Blancas para ser atendido de sus heridas. La imagen recoge el momento de la llegada
El homicida de Castrillón convivía con la víctima y le clavó un bastón en el abdomen

El homicida de Castrillón convivía con la víctima y le clavó un bastón en el abdomen

El detenido presentaba contusiones en la cabeza, la cara y un costado tras la pelea que acabó con la vida de José Antonio Leiva, el padre de los cuatros niños arrojados por su madre en La Peñona de Salinas en 1991

J. F. GALÁN

Jueves, 14 de junio 2018, 11:06

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Ramón A. A. T., el hombre que la noche del sábado mató a José Antonio Leiva en la chabola que compartían, una sencilla construcción levantada en un recóndito paraje forestal próximo a la carretera de La Plata -entre la senda peatonal que une Salinas y Piedras Blancas y las vías del tren- se negó ayer a declarar ante la Guardia Civil y quedará hoy lunes a disposición de la autoridad judicial.

El arma homicida fue posiblemente un bastón de puntera fina, y la herida fue mortal de necesidad. Se lo clavó una única vez en el abdomen, según manifestó en un principio en el lugar de los hechos, para defenderse de los golpes que le estaba propinando Leiva, de 69 años y muy conocido en Piedras Blancas, especialmente en los ambientes hosteleros. La muerte se habría producido prácticamente en el acto.

El homicida, de 65 años, recorrió entonces el estrecho sendero que une la chabola escenario del crimen con la carretera de La Plata (AS-230), unos 200 metros a través de un bosque de eucaliptos sin más luz que la que proporcionan la luna y las estrellas. Desemboca justo a la entrada del único túnel que hay en la carretera, según se circula en sentido Avilés.

Justo enfrente hay dos viviendas unifamiliares que forman parte de El Ventorrillo, un pequeño núcleo rural a medio camino entre San Miguel de Quiloño y Piedras Blancas, a escasos 800 metros del casco urbano de la capital del concejo de Castrillón.

Uno de los residentes se encontraba en ese momento, las diez menos cuarto de la noche, a la puerta de su finca, con sus perros. «Apareció un hombre dando voces y solicitando ayuda. Estaba muy alterado. Decía que le habían pegado una paliza muy gorda y que se había tenido que defender. Que le había clavado un palo muy afilado a su agresor», manifestó a LA VOZ DE AVILÉS.

Después, el homicida volvió sobre sus pasos y una vez de nuevo en la chabola, esperó la llegada de la Guardia Civil que, alertada por el vecino, no se hizo esperar, tal y como publicó ayer este periódico.

Los agentes procedieron a detener a Ramón A. A. T. y unas tres horas después, poco antes de la una de la madrugada, tras realizar las pesquisas pertinentes sobre el terreno, recorrieron a pie el camino de regreso a la carretera, donde habían aparcado los coches, y trasladaron al homicida al Centro de Salud de Piedras Blancas. Lejos de ofrecer resistencia, se mostró colaborador y aparentemente estaba tranquilo.

La autoridad judicial tardó unas dos horas en ordenar el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense de Asturias, en Oviedo, el único centro autorizado en el Principado para practicar autopsias. Previsiblemente los resultados se conocerán hoy.

Heridas

El homicida permaneció una media hora en el centro de salud de Piedras Blancas. Presentaba diversas erosiones y contusiones en la cabeza, la cara y otras partes del cuerpo, aparentemente ocasionadas por los golpes, puñetazos y quizá también puntapiés que le habría propinado José Antonio Leiva antes de recibir la mortal herida en la parte alta del abdomen.

Ninguna de ellas era de gravedad, y tampoco se halló indicio alguno que el difunto hubiese empleado ningún tipo de objeto a modo de arma. Tras la cura, los agentes trasladaron a Ramón A. A. T. al cuartel de la Guardia Civil de Piedras Blancas, en cuyos calabozos permanecía anoche a la espera de ser puesto a disposición de los Juzgados de Avilés, previsiblemente a lo largo de la mañana de hoy lunes.

Si en un principio Ramón A. A. T. confesó primero ante el vecino y después ante los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Castrillón ser el autor del homicidio, alegando en ambos casos que actuó en defensa propia, ayer se acogió a su derecho a no declarar en las dependencias del instituto armado, según corroboraron fuentes oficiales de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, responsable de la investigación.

Sí lo hizo el vecino de El Ventorrillo, ratificándose en lo expuesto. tal y como adelantó LA VOZ DE AVILÉS en su edición de ayer. Estaba en su casa cuando apareció un hombre muy alterado que aseguraba haber matado a otra persona que le estaba propinando una paliza.

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