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Pepe García-Pumarino
Viernes, 15 de enero 2016, 00:26
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La iglesia parroquial de San Félix de Candás acogió ayer el solemne funeral por el que anualmente se rinde homenaje a los náufragos locales. Un acto que se viene celebrando desde 1881, año en el que la Sociedad de Mareantes acordó establecer la fecha del 14 de enero para honrar a sus muertos en la mar. Según se recoge en las crónicas, el 26 de enero de 1840, fallecieron 96 marineros y, el 17 de enero de 1877, otros treinta más. Dos jornadas del mes de enero marcadas por la tragedia de un pueblo.
Tal y como relató en una de sus crónicas el escritor y colaborador de EL COMERCIO, José Marcelino García, «antes de esas fechas y después de ellas, fueron bajando al fondo de la mar cientos de marineros candasinos. Algunos casi niños, muchos jóvenes, casados y solteros, y bastantes viejos que no tuvieron el derecho a morir en sus camas rodeados de los suyos después de una larga vida de trabajo...». Cimadevilla en Gijón fue el lugar de acogida de muchas viudas y huérfanos, de ahí, el dicho local de que Cimadevilla es un barrio de Candás. Al solemne acto religioso de ayer, cantado por la Coral Aires de Candás y organizado por la Cofradía de Pescadores local, asistió su presidente José Ángel Gutiérrez; la alcaldesa, Amelia Fernández; y varios concejales del Consistorio de Carreño.
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