Borrar
Escena ente Jovellanos y la condesa.
Jovellanos  hace brillar a las mujeres en Candás

Jovellanos hace brillar a las mujeres en Candás

Numeroso público asiste a la ruta teatralizada sobre la relación del prócer con su hermana, su madre y la condesa de Montijo

E. RODRÍGUEZ

Domingo, 14 de agosto 2016, 02:15

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Del siglo XXI al siglo XVIII. Candás regresó ayer a la época de Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) para conocer, a través del teatro, aspectos hasta ahora poco conocidos sobre el prócer gijonés como su relación con la villa candasina y, sobre todo, su pensamiento sobre el papel de las mujeres. La compañía profesional La Tejedora de Sueños fue la encargada de trasladar esta historia a las mismas calles de la localidad en la que fue ayer la primera ruta teatralizada de Candás. Bajo el título 'Jovellanos y ellas', niños y mayores siguieron con atención una buena historia en la que no faltaron los trajes de época y figurantes representando escenas costumbristas. Cinco fueron los personajes: Jovellanos; su amigo e ilustrado candasín Carlos González-Posada; la madre y una de las cuatro hermanas del prócer gijonés, Francisca Apolinaria y Josefa, y la condesa de Montijo, «una mujer progresista, luchadora, adelantada a su tiempo, que tomó las riendas de la cárcel para reclusas de Madrid, donde logró mejorar enormemente la calidad de vida de las mujeres. Prueba de ello es que redujo la mortalidad en un 46%», recordó ayer la directora teatral, Gemma de Luis, quien destacó la amistad que Jovellanos tuvo con ella.

El recorrido -en el que los asistentes pudieron comprobar el deseo del prócer de que las mujeres accedieran a la cultura- comenzó en la plaza del Ayuntamiento. Y empezó con una escena en la que los asistentes descubrieron la diferente forma de pensar de la madre y hermana de Jovellanos, pues mientras la primera creía que una mujer de clase social alta del siglo XVIII tenía que dedicarse fundamentalmente a sus labores de hogar y lograr un buen matrimonio, la segunda tenía un enorme interés por aprender a leer y escribir y alejarse del mundo frívolo imperante. «Podría haber pasado a la historia, porque era una mujer culta, con inquietudes, pero no lo hizo por el simple hecho de ser mujer», explicaba De Luis poco antes de la ruta. En los jardines del Museo Antón, ubicación de la segunda escena, Josefa le hizo partícipe a Jovellanos de su deseo de ser monja y crear una escuela de niñas, mientras que en el exterior de la biblioteca municipal, localización de la tercera, el ilustrado gijonés y la condesa de Montijo mantienen una conversación en la que se revelan las preocupaciones de carácter social de los dos amigos.

La ruta finalizó en la plaza de la Baragaña, con todos los personajes. Entre ellos, González-Posada, al que Jovellanos confesaba en sus cartas la añoranza que sentía cuando estaba lejos de Asturias y el impacto que sintió al ver la Danza Prima, bailada entonces, por hombres. En recuerdo, treinta bailarines revivieron aquella vivencia de Jovellanos. La ruta volverá a repetirse el domingo 28 de agosto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios