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PEPE G.-PUMARINO
Domingo, 23 de octubre 2016, 01:50
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«Este proyecto en el que ya llevo un año supondrá para esta empresa un ahorro y puede ser una solución a un problema tan importante como es el tratamiento de los purines para este sector». Con estas palabras Beatriz Fernández, de la ganadería Bardasquera, situada en la localidad gozoniega de Perdones, explicaba la razón de haberse decidido a contar con una planta experimental en el tratamiento de residuos ganaderos.
El origen de esta iniciativa partió de la firma Hunaser, participada por Hunosa y dedicada al desarrollo de servicios energéticos. Este diseño al que se suma la citada ganadería fue objeto de una promoción entre las explotaciones ganaderas de la región generadoras de importantes volúmenes residuales. El proceso a aplicar es totalmente biológico y con él se consigue generar energía en forma de gas para uso eléctrico y la separación de los residuos para que puedan ser reutilizables.
El sistema se basa en una «digestión bacteriana» anaeróbica de los residuos en la proporción necesaria para acelerar el proceso de transformación. Esta biodepuración procura que los elementos sólidos puedan ser reutilizados, como las arenas que sirven de cama para las reses y después para la elaboración de compostaje. Además, consigue que los líquidos tratados no contengan los componentes que emiten el fuerte olor de los purines con vistas a su empleo como fertilizante.
Se trata de elementos que tienen un fuerte impacto medioambiental si no cuentan con el debido tratamiento y viene siendo uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las grandes explotaciones ganaderas. Si bien es cierto que este tipo de tratamientos ya vienen siendo empleados en países de la Unión Europea y de Estados Unidos con resultados muy positivos en el ahorro de costes en este tipo de industrias, únicamente es factible en grandes explotaciones. «Una particularidad que se podría resolver si se unieran varias grupos de ganaderos que aseguren un mínimo de producción de purines», señala Fernández.
En este sentido, solo en la ganadería Bardasquera, sus más de cuatrocientas reses generan anualmente de 25.000 a 30.000 toneladas de purines. Una cifra que da una idea de la importancia de buscar soluciones a este tipo de residuos agrarios que generan un fuerte impacto ambiental y al que la Unión Europea quiere poner solución. En cuanto al acuerdo alcanzado entre las partes para poner en marcha este proyecto pionero, la primera condición pasó por facilitar todos los datos necesarios relativos a la actividad industrial de la ganadería para poder ajustar así el proceso de transformación.
Por parte de la empresa que diseñó el proyecto, su compromiso es de mantenimiento y seguimiento de la instalación, mientras que el empresario deberá abonar el coste del suministro de energía a la planta. Un proceso que tendrá una duración de quince años, durante los cuales todos los datos que ofrezca la actividad serán registrados para su posterior corrección si fuera preciso.
Un último trámite
Ahora bien, el último paso que queda para su puesta en marcha es que la Administración regional tramite la autorización definitiva para que se pueda completar el proceso y empezar a poner en marcha la iniciativa.
«Desde hace algunos meses estamos a la espera de ese último paso, que se retrasa. Pero por su importancia, confiamos en que se dé respuesta cuanto antes», aseguró Beatriz Fernández.
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