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C. DEL RÍO
Jueves, 23 de marzo 2017, 00:07
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El lobo había desaparecido de los titulares de prensa, pero no del Bajo Nalón. Ayer volvió a atacar en Peñaullán (Pravia), donde se cobró tres corderos y una oveja y dejó a una segunda malherida. Posiblemente no haya pasado de esta última noche. Raúl Rilo, su propietario, confirmó ayer la escabechina y las últimas veces que alguno de los vecinos había avistado al cánido que les quita el sueño en las últimas semanas, en Carroceiro y en la glorieta de Soto del Barco.
Rilo, que ayer trataba de tomarse con humor la matanza, protege su propiedad con un cercado de alambre soldado y corriente «por abajo y por arriba», a 1,20 metros de altura. El lobo lo saltó. «En realidad, lo 'agató', según me dijo el guardia. Me dijo que podían 'agatar' hasta 1,80 metros de altura», comentó tras la visita del técnido del Principado.
Él había llegado a la una de la madrugada del miércoles a su casa, «y vi a un perro o a un lobo, eso me pareció». Notó el revuelo entre las ovejas, pero como era de noche no vio lo que había ocurrido y se fue a dormir. Fue por la mañana cuando comprobó lo sucedido. «A un cordero blanco lo mató de un bocado debajo del pescuezo y lo dejó intacto, de uno negro quedaron solo las cuatro patas unidas por un pellejo porque se llevó hasta la cabeza, y de otro blanco solo quedó el pelo y poco más, este el guardia no me lo apuntó porque me dijo que no se podía demostrar que perteneciera a una pieza». Rilo se ríe al contarlo, resignado.
«Yo tengo, tenía a estos cinco animales, (ahora solo tres, quizás dos porque la oveja atacada no se ha movido en todo el día) para consumo propio y para que comieran el prado de la finca», explicó. «¿Qué voy a hacer ahora, otro metro más de alambre por arriba? No es plan», reflexionó.
Explica que conoce a vecinos que entregaron partes de ataques en agosto y septiembre y que no solo no han cobrado la indemnización por pieza, sino que muchos han venido denegados. «Se tarda dos años en cobrar y el lobo está por todas partes, no sé en qué va a desembocar esto», continúa.
El de ayer fue el primer ataque sufrido por este vecino, que teme perder a todas sus reses si hubiera un segundo.
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