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BELÉN G. HIDALGO
CANGAS DEL NARCEA.
Jueves, 8 de febrero 2018, 03:14
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Reza la sabiduría popular que año de nieves es año de bienes. Así lo esperan los ganaderos que mientras aguardan a ver si se cumple esta sentencia se ven obligados a capear el temporal duplicando el esfuerzo en sus explotaciones. «Estamos en temporada, es ahora cuando tiene que nevar para mantener los manantiales y asegurar el pasto en primavera», señalaba Mercedes Cruzado, secretaria general de COAG-Asturias. Sin embargo, aunque la nieve es bien recibida en el sector, existe cierta pesadumbre por el estado en que se encuentran gran parte de los accesos.
La mayoría del ganado se encuentra estabulado por el temporal y el que se encuentra fuera, según señala Sonia Martínez Lago, joven ganadera canguesa, «está en buenas condiciones. Se les alimenta con silo», insiste tras relatar que resulta todo un periplo llegar caminando a ver su ganado, pues el espesor de nieve en Las Cuadriellas de Villaláez ya ronda el metro. «Todo te cuesta el doble: llegar, llevar el silo... Esta mañana para dar de beber al ganado tuve que descongelar el agua y limpiar la nieve para darle de comer», relata Martínez a su regreso.
Todo ello debido a lo complicado que resulta circular con la maquinaria por los accesos. «Pasó la quitanieves ayer por la tarde (por el martes) y ahora mismo está como si no hubiese limpiado nada», explica esta ganadera. Mercedes Cruzado considera que puede ser «una odisea» llegar a las naves o a las fincas donde están los animales.
El alimento, no obstante, no representa graves problemas. Los ganaderos han sido previsores y almacenan forraje, silo y pienso para poder pasar sin apuros esta gran nevada. No obstante, ello genera un coste para el sector, ya castigado por la sequía que mermó la recogida y contribuyó a inflar el precio del forraje con el que plantar cara al invierno. «Evidentemente, se acabará antes el alimento almacenado si continúa el temporal y el ganado sigue estabulado en zonas donde podría estar fuera, con el coste que ello supone», argumenta Cruzado.
Sin embargo, no solo se trata de duplicar esfuerzos. El temporal también dificulta la llegada de los veterinarios. «Piensas que si hay una emergencia o se pone a parir y es necesario que le hagan una cesárea, quizás no pueda llegar», apunta Carmen Díaz, con una ganadería a más de novecientos metros de altitud.
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